Banner Before Header

LE DEDICO MI SILENCIO

Tenemos que ponernos de pie para decirle adiós al mago de la palabra, al cultor del estilo impecable, así su lectura nos sepa a vermífugo antiparasitario.

0 243

Por:

Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Mario Vargas Llosa es, sin duda alguna, el más grande escritor latinoamericano de todos los tiempos. Desde el premio Biblioteca Breve en 1962, pasando primero por el Príncipe de Asturias y el Premio Cervantes, llegó a ser Premio Nobel en el 2010 y miembro de la Academia Francesa el año anterior.

Su obra, a más de prolífica, es de calidad indiscutible. Tanta que hasta ésta, que promete ser su última novela (ya tiene 87 años), es una obra de arte así esté llena de defectos protuberantes.

Sobre la historia de Lalo Molfino, un negrito de las orillas del Pacifico Norte peruano, criado por un cura italiano que lo encontró en un basurero y que llega a ser un descrestante guitarrista, Vargas Llosa arma un  novelón de pura huachafita poniendo a escribir a Toño Azpilcueta, un fanático de la música criolla, a quien ni la ridiculez de su lambonería logra ocultar la mano maestra de su verdadero autor, el premio Nobel peruano.

Armada sin precaución. Atiborrada de nombres que nadie conoce en Lima, pero que la hacen parecer más un programa de complacencias musicales que una novela seria, esta dizque última obra de Vargas no es una despedida rubricante sino un amasijo de anotaciones varias para irse desordenadamente de la escena narrativa que manejó con destreza exclusiva.

En ella, Vargas Llosa ya no es el brillante narrador de “Pantaleón y las Visitadoras”, pero es Vargas Llosa y hay que leerlo aunque sea tomándose las pastillitas del Dr Quispe, que le curan la ansiedad fatídica al Azpilcueta personaje y lo hacen ver y sentir las ratas imaginarias que se le suben pantalón arriba.

Quienes hemos sido sus lectores de todas las obras que ha escrito. Quienes, como miles o tal vez millones de lectores en todo el mundo, hemos admirado y aplaudido sus obras, tenemos que ponernos de pie para decirle adiós al mago de la palabra, al cultor del estilo impecable, así su lectura nos sepa a vermífugo antiparasitario.

Muchas gracias.

El Porce, noviembre 11 de 2023

 

Audio:

 

Publicidad Nación
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.