LA IGNORANCIA DE LA HISTORIA

Siempre nos dijeron y nos lo repiten todavía con arandelas judías para que no se olvide que las persecuciones y masacres que ordenó Hitler eran fruto de su personalidad esquizoide

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Por:

Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Siempre nos dijeron y nos lo repiten todavía con arandelas judías para que no se olvide que las persecuciones y masacres que ordenó Hitler eran fruto de su personalidad esquizoide o de las de algunos de sus lugartenientes que a veces aparecían más locos que el señor del bigotito.

Esa falsedad no podía derrumbarse hasta la semana pasada cuando el gobierno de la señora Merkel reconoció públicamente que la maldad de los alemanes para con los seres que consideraron o consideran aún como inferiores viene de atrás. Admitió el gobierno de Berlín que entre 1840 y 1908 los ejércitos alemanes aplicaron sobre los herero y los namaqua, antiguos habitantes de lo que hoy se llama Namibia, los mismos métodos de segregación, persecución y aniquilamiento que Hitler y sus nazis iban a usar 30 años después.

Al hacerlo, Alemania, buscando el perdón de la historia, pagará una suma milmillonaria en euros a los pocos sobrevivientes de ambas etnias y calladamente reconocen que sus ancestros y comportamientos cuando Hitler y los nacional-socialistas no fueron gratuitos sino heredados culturalmente.

Lo mismo puede estarnos pasando por estos días en Colombia y como cuando dos afluentes convergen se aumenta la dinámica de la evolución política. Quienes nos gobiernan viven demostrando con su ineptitud y falta de mando que no han leído historia. Y quienes pretenden cambiarlos desde unas barricadas desordenadas sin jefe y sin ideología identificable hasta ahora apenas sí tienen formación de titulares de twitter.

Pero como a falta de dos corrientes ignorantes de la historia confluye una tercera también los desesperados por la inacción gubernamental y el daño de la resistencia tomaron las armas para defender el CAI de Ciudad jardín en Cali, y lo hicieron creyendo a pie juntillas que las soluciones de fuerza que vieron desarrollarse en su juventud durante la Colombia traqueta son las únicas válidas.

Como todos esos factores se han unido los ignorantes de la historia llevan al país a la hecatombe alimentando una hipotética guerra civil. Tal vez por eso no había quién recordará que el palacio de justicia incendiado en Tuluá fue fruto de la indemnización sinvergüenza que los gringos pagaron por habernos robado el canal de Panamá en 1903, como ahora lo hacen los alemanes con Namibia.

Por supuesto, nadie de quienes atizaron del fuego en el palacio de justicia de Tuluá sabía del origen maldito y miserable de esa plata. La historia ya no se enseña en las escuelas y colegios.

Muchas gracias.

El Porce, junio 1 de 2021

 

Escuche la Crónica de Gardeazábal en el siguiente enlace

 

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