ALGO MÁS SOBRE LA ESTATUA DE NARIÑO EN PASTO
Al lamentar la reciente demolición de la estatua del General Antonio Nariño, hicimos alusión al considerable número de biografías, ensayos y artículos que se han publicado en torno al Precursor de Nuestra Independencia.
POR: VICENTE PÉREZ SILVA

Al lamentar la reciente demolición de la estatua del General Antonio Nariño, hicimos alusión al considerable número de biografías, ensayos y artículos que se han publicado en torno al Precursor de Nuestra Independencia. Ahora, nos parece oportuno recordar que el próximo 20 de Julio se cumplen, nada menos que, 110 años de esta conmemoración. Una fecha que, nos parece oportuna para tributarle la exaltación y el desagravio que merece.
Con esta finalidad, hagamos una breve memoria de este acontecimiento. Para contribuir a la celebración del Centenario de la Independencia, el Consejo Administrativo del Departamento, mediante respectivo Acuerdo determinó que, previas la elaboración y adquisición de una estatua en bronce del General Antonio Nariño, se colocara en la plaza principal de Pasto y que su inauguración se efectuara el día 20 de Julio de 1910. Infortunadamente, por diversas circunstancias, como estaba previsto, no fue posible llevarla a cabo; razón por la cual se postergó, para que tuviera lugar en la misma fecha del siguiente año de 1911. Y así se hizo.
Dicha inauguración estuvo a cargo del eminente sacerdote, orador sagrado, catedrático y exrector de la Universidad de Nariño, Benjamín Belalcázar; quien, en un elocuente discurso, “hizo el elogio del Precursor Don Antonio Nariño, en la consideración de que el patriotismo es una de las mayores virtudes cristianas”; igualmente, reivindicó la memoria del infortunado y tan vilipendiado traductor de los Derechos del Hombre. A este acto que, según las crónicas y gracias al entusiasmo del pueblo pastuso, revistió gran solemnidad, se sumó la interesante conferencia del ilustre científico y fundador de la Facultad de Matemáticas e Ingeniería, en la Universidad de Nariño, Próspero Pereira Gamba. Conferencia que tiene el tan sugestivo como sugerente título: El Sol Naciente. Evolución hacia el progreso en el Sur de Colombia. El solo título nos da la dimensión y profundidad del tema que desarrolla. Discurso y conferencia que, desde luego, requieren mayor espacio y detenimiento, para un comentario que corresponda al medular contenido de uno y otra.

De la brevedad de estas líneas, en manera alguna, queremos que escape una curiosa publicación, en la actualidad, quizás totalmente olvidada e ignorada, en contra de los referidos Derechos del Hombre. Es el caso de que, mientras, por una parte, un sacerdote católico, hacia el merecido elogio del General Antonio Nariño; por otra, circulaba en contra, un folleto anónimo, titulado Nariño y los Derechos del Hombre, Pasto, Imprenta del Departamento, 1911. (Con licencia eclesiástica).
Que se trata de un documento polémico, no cabe la menor duda. Declino adentrarme en los fundamentos doctrinarios de su contenido. Imprescindible, no recordar su inicial motivación:
Todos los Próceres de la Independencia de nuestras Repúblicas latino-americanas acometieron y llevaron al cabo aquella titánica empresa, movidos e incitados de las doctrinas de la Revolución francesa, que entraña la célebre Declaración de los derechos del hombre; mas nadie se distinguió tanto en Colombia como el General Antonio Nariño por haberse valido de esos Derechos, traduciéndolos y divulgándolos, cual de potente arma, para derruir en América el gobierno monárquico y crear en su lugar el democrático independiente. Consiguió Nariño en todo el ámbito de Nueva Granada, menos en Pasto, el triunfo de sus ideas…
Se opusieron los hijos de Pasto al General, no porque fueran unos fanáticos o contumaces, como lo demuestran algunos escritores de la historia patria; sino porque juzgaron con recto criterio que su deber era permanecer fieles al gobernante legítimo que regía el país. Ni fueron tampoco los más encarnizados enemigos de aquel Prócer, porque tomaron las armas defendiéndose de quien invadía su territorio a fuego y sangre, para imponerles una independencia que no querían… Hoy, que para celebrar la primera centuria de vida republicana en nuestra patria se erigirá una estatua de bronce a Nariño en la capital del Departamento, juzgamos oportuno y aún necesario el precaver que los honores tributados al héroe de la Independencia, no cedan en elogio y recomendación de las doctrinas erróneas del propagandista de los Derechos del hombre…
En adelante, el anónimo autor (suponemos sea un versado religioso), se detiene en el comentario de todos y cada uno de los 17 artículos que integran la Declaración. Comentarios que, en su generalidad, se sustentan en la idea de que “la declaración hace del racionalismo el fundamento de la sociedad humana… Sentido de este documento en su totalidad”. Sin que de su texto falte una serie de calificativos despectivos. Así, se afirma que el documento constituye un conjunto de “fórmulas vagas, contradictorias, incendiarias…” En pocas palabras, “unas máximas anticristianas y antisociales”
Algo más. También se tildó a Nariño de “enciclopedista”. Faltaba menos. Es preciso no olvidar que Nariño fue un hombre muy instruido e ilustrado, al punto de habérsele tenido por un sabio. Desde luego, que sus talentos abrevaron en las fuentes de la Enciclopedia. Se afirma que “leía en su idioma original a los enciclopedistas y a los padres de la iglesia”, nada menos. De los primeros, se cuentan, entre otros, Rousseau, Voltaire y Diderot; este último, el padre de la Enciclopedia, con quien compartió los “Ideales ilustrados de tolerancia y la defensa de las libertades humanas”.
¡Ah! ¡La intolerancia!, tan reprochable y que tanto mal nos causa. “Censurar a los demás y desentenderse de tu comportamiento es una injusticia abominable a los ojos de Dios y de los hombres”.
¡Ah! ¡La tolerancia!, que tanta falta nos hace en los tiempos actuales. Que Diderot nos ilumine y fortalezca, con las palabras de su anhelo vehemente:
“Espero que los tiranos, los opresores, los fanáticos y los intolerantes” no nos aniquilen.
VICENTE PÉREZ SILVA
Angasnoy (refugio del cóndor), 13 de mayo de 2021.
Mario Andrés Guevara Burbano se dio a la tarea de restaurar la estatua de Nariño y volverla a su sitio…
Los buenos somos más? Y quien le dijo al interlocutor que él era de los buenos?
Esta independencia estuvo mal desde su concepción y si de libertad de puede hablar también debió expulsar a la iglesia católica. Ahí esta en parte, el problema grande.