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EL CASO JENNIFER ARIAS

Cabe recordar que la denuncia la realizó un grupo de investigadores que analizan artículos publicaciones y tesis en universidades de Colombia e Hispanoamérica, “Plagio S.O.S”.   

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Por:

Graciela Sánchez Narváez

 

Graciela Sánchez Narváez

 

Una de las tareas más apasionantes que desempeñé como docente universitaria fue la que tuvo que ver con el área de “Investigaciones” y lo relacionado con lo que la academia prescribe para el desarrollo de esta importante actividad: la cátedra, la asesoría, la dirección, la revisión y la valoración de las tesis y los trabajos de grado.

Para quienes se acercan a este artículo desde otros países, las universidades colombianas han reglamentado para casi todas las profesiones, los trabajos finales de grado como condición para optar los títulos profesionales de pregrado y postgrado en todos sus niveles. Sin embargo, este proceso académico, que puede ser una actividad enriquecedora para estudiantes y docentes por cuanto significa el desarrollo de una aplicación técnica o el descubrimiento de un nuevo conocimiento, puede convertirse en una tarea incómoda, prolongada y estresante, especialmente para quienes empiezan a adentrarse en el área de la investigación. Todo se debe a la cantidad de normas, reglamentos y formatos, fruto de los soportes teóricos adoptados por la misma universidad, pero que se consideran fundamentales para dar soporte y credibilidad a los trabajos.

Es por lo anterior que me ha llamado poderosamente la atención que la Universidad Externado de Colombia, de cuyo nombre tengo el más alto concepto, sea en esta ocasión, la protagonista de un escándalo por el plagio encontrado en una tesis de grado. Y es que, el comunicado de esta Institución de Educación Superior afirma que “sí hubo plagio” en la tesis de maestría de Jennifer Arias, actual presidente de la Cámara de Representantes. O sea que confirma el hecho de que ella violó flagrantemente los derechos de autor y la propiedad intelectual con la copia de textos originales en cinco casos de las fuentes mencionadas, según el experto encargado por la misma universidad para constatar lo anunciado.

La pregunta es: ¿Cómo puede haber ocurrido un plagio en este momento, cuando los textos de los trabajos de grado pasan por diversos filtros y métodos tan seguros como son los tecnológicos y los personales que la misma universidad determina?

La mayor parte de profesionales recordarán esta etapa de vida universitaria. El proceso de investigación básico, con pequeñas variantes, claro está, es así: después de la cátedra de Investigaciones, el estudiante de maestría, como es el caso del que hablamos en este artículo, es acompañado de algunos asesores con quienes definirá el tema que investigará y serán ellos, los que revisarán los avances del trabajo para presentarlo al director, quien a su vez, después de leerlo y revisarlo minuciosamente, aprobará o desaprobará, su contenido. Cuando el trabajo está terminado, pasa a unos jurados de tesis, quienes por última vez leen el texto y realizan recomendaciones para luego, valorar la sustentación definitiva. Sabemos también que los métodos tecnológicos en el momento actual facilitan la tarea de leer, corregir y evidenciar, de manera ágil, los textos plagiados. Como se ve, hay en el caso analizado una grave ausencia de rigurosidad por parte de la Universidad en el proceso investigativo y en la lectura puntual del texto presentado.

En este mismo sentido se sabe que, en el caso de la presidente de la Cámara Jennifer Arias y su compañera de tesis, la Universidad Externado de Colombia, solicitará al Consejo de Estado que anule los títulos concedidos a las implicadas, sin embargo, éste hecho, después de haber transcurrido tanto tiempo desde que les fue otorgado el título, ninguna presentación positiva le deja a una Universidad que se ha preciado de estar entre las más prestigiosas.

Cabe recordar que la denuncia la realizó un grupo de investigadores que analizan artículos publicaciones y tesis en universidades de Colombia e Hispanoamérica, “Plagio S.O.S”.

Pero… lo que es realmente detestable de este caso, es conocer la clase de personas que cometen estos desatinos. Se trata de personas que se supone han alcanzado su total madurez académica, ya que son estudiantes de postgrado, donde se supone que han formado suficientemente su carácter ético profesional, pues hay precisamente un área llamada así (Ética Profesional), para que quienes se titulen, conozcan todas las implicaciones morales y legales a las que dan lugar estos comportamientos irresponsables e irrespetuosos.

El hecho es más gravoso si se tiene en cuenta las pretensiones de Jennifer Arias de representar a una parte del pueblo colombiano en el Congreso. Esta circunstancia hace pensar que su preparación moral, como debe ser la de todo congresista, nada tiene que ver con valores y principios sociales de respeto y responsabilidad, pues ser representante significa ser ejemplo y paradigma ante toda la sociedad que elige.

Alguien ha planteado que se debería esperar a que se vean los resultados jurídicos de la investigación, pero yo creo que esto no es tan importante cuando se trata de un asunto que tiene que ver con la corrupción que ha permeado hasta los centros de educación, en este caso la Universidad. Si recordamos, el primer fin de la Educación es formar ciudadanos de bien, pero mucho más exigente debería ser para quienes se preparan para gobernar e intervenir como representantes de otros ciudadanos, como es el caso de Jennifer Arias.

En conclusión, la Universidad como formadora  y los estudiantes como ciudadanos deben saber que, antes de iniciar la preparación del trabajo de grado, el  investigador debe tener claros todos los conocimiento sobre investigación, pero sobre todo, debe cuidar la formación ética y legal, frente a lo que significa el respeto y la responsabilidad del autor ante a la propiedad intelectual protegida, tiene que saber que  la esencia de un investigador debe estar marcada por la integridad, la honestidad y la dignidad humana.

Es verdad que la circulación del conocimiento, especialmente en el momento actual, marcado por las facilidades brindadas por la tecnología, permite su ágil acceso, pero las normas son sencillas y claras, ya que puedo citar sencillamente a quien leo usando comillas, si lo tomo textualmente y citar, en todo caso, el nombre del autor de una idea o planteamiento, porque el campo de libertad en su interpretación, es enorme, ya que puedo personalmente reflexionar sobre la obra creada todo lo que quiera. Es más, creo que todos sabemos las implicaciones legales que esta situación trae consigo, sin embargo, no se evita la copia.

La sociedad del conocimiento en que nos desenvolvemos y la circulación con la que se desarrollan muchos trabajos intelectuales diarios, implica que continuamente podamos recibir y buscar información procedente de otras fuentes que ahora son de fácil acceso, sobre todo las de internet, pero hemos hablado del respeto y reconocimiento de las ideas de otros. Cada creador de una obra original tiene derecho al reconocimiento de su propiedad desde el momento en que se crea y se fija en una forma material. Sus derechos de propiedad intelectual se le confieren por ser creador y es por esto que sus derechos son exclusivos.

Desde este punto de vista, la Universidad Externado de Colombia, al igual que todas las instituciones de educación superior del país, deben fortalecer el control de sus procesos académicos frente a la titulación de sus estudiantes. Por su parte la presidente de la Cámara, señora Jennifer Arias, tiene doble responsabilidad, ya que obra en representación de quienes la eligieron, por lo cual, debió fortalecer sus principios éticos, morales y legales, antes de pretender ser elegida por una comunidad colombiana, pero sobre todo, antes de legislar en el Congreso.

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