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CERVANTES Y EL QUIJOTE EN COLOMBIA

-Monumentos en su honor-

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Por:

J. Mauricio Chaves-Bustos

 

J. Mauricio-Chaves-Bustos

 

Colombia puede considerarse una nación cervantista, no en vano el propio Miguel de Cervantes Saavedra manifestó a la Corona su intención de venir a Cartagena o Santafé, donde se le hiciera merced con un puesto, en gracia a los servicios prestados, la misma que le fue negada. Además, Don Quijote pareciera inspirado en la figura casi fantástica de don Gonzalo Jiménez de Quesada, el aventurero español que, a destiempo, buscó El Dorado desesperadamente, reviviendo con ello la gesta de los caballeros de antaño, más en cuanto a la ambición que al propio servicio de los demás; y como si lo anterior fuese poco, no sobra recordar que los restos de don Quijote yacen en algún lugar de Popayán, ciudad que guarda en las reliquias de sus quimeras con entrañable amor los huesos del inmortal manchego, quien en vida, y gracias a la fantasía de los émulos de Cervantes, como Juan Montalvo, salió de Ipiales para disolver una comuna en San Juan de Pasto. Sorpresas que da la vida, cuando la fantasía se mezcla con la realidad y forman una amalgama que insta al hombre a vivir sus sueños. Y no podía quedar por fuera las representaciones escultóricas en homenaje a Cervantes, Don quijote y Sancho, como se verá en este ensayo, ya que la iconografía campea en muchos hogares colombianos, no con razón se ha dicho que al lado del Corazón de Jesús es Don Quijote, Sancho y los molinos la obra más difundida en nuestra patria.

 

Monumentos en Bogotá

 

En la Plaza España, ubicada entre las calles 11 y 11A y carreras 18 y 19 de Bogotá, se inauguró el 21 de mayo de 1916 el monumento a Miguel de Cervantes Saavedra, un busto modelado en arcilla por Ricardo Acevedo Bernal (Bogotá, 4 de mayo de 1867 – Roma, 7 de abril de 1930) y esculpido en mármol por Polidoro Cuéllar Jiménez (este se erigió para conmemorar el tercer centenario de la muerte del célebre escritor. En 1960 los periódicos El Siglo y El Espectador denunciaron su desaparición, éste finalmente apareció en la ciudad de Bucaramanga, con la nariz desportillada y abandonado en un depósito, creyendo que era elaborado en bronce los ladrones intentaron fundirlo. El monumento fue restaurado y actualmente se encuentra ubicado en el parque El Retiro, junto al Colegio Cervantes, ubicado en la calle 82, entre carreras 9 y 10.

 

 

La estatua en bronce que reposa en el vestíbulo de la Academia Colombiana de la Lengua fue elaborada en 1959 por el escultor español Juan de Avalos y Taborda (Mérida, 21 de octubre de 1911 – Madrid, 6 de julio de 2006), se representa a Cervantes de pie, sosteniendo en la mano derecha una pluma mientras el brazo izquierdo queda casi oculto, en alusión a su manquedad, además no aparece erguido, sino levemente recostado.  Existe de ésta una réplica en piedra en Esquivias, Toledo, que data de 1961. El escultor español realizó las 15 esculturas de las figuras cumbre de la literatura universal y la de Jesús, las que presiden el Salón Principal de la Academia.

 

 

Además se le encargó la estatua del Adelantado Gonzalo Jiménez de Quesada, ubicada en  la Plazoleta del Rosario, inaugurada en 1960; la elaboración del monumento a Pedro de Heredia en Cartagena de Indias, inaugurado en 1963; así como la del Padre Feliz Restrepo, ubicado en las afueras de la Academia Colombiana de la Lengua en Bogotá, inaugurada en 1963.

De más reciente factura es el monumento a Don Quijote que se encuentra ubicado en la Plazoleta Cervantes de la Universidad Militar Nueva Granada en la capital de la república. Es obra del escultor Juan Carlos Puentes Suárez, nacido en Paipa, elaborada de material reciclable de chatarra, un homenaje con ocasión de los 400 años de la publicación del inmoral libro cervantino e inaugurada en 2005.

 

 

En Cartagena de Indias, el sueño de Cervantes

 

En Cartagena, con ocasión del IV Congreso de la Lengua Española, llevado a cabo en marzo de 2007, se inauguró el Monumento a Cervantes, en la plaza Miguel de Cervantes Saavedra, elaborada en bronce por el maestro Héctor Lombana Piñeres (Riofrío, 8 de marzo de 1928 – Santa Marta, 19 de octubre de 2008), el autor del Quijote aparece sentado sobre una silla, en actitud de escribir con pluma, con la pierna izquierda cruzada sobre la derecha, vestido a la usanza de la época. El pedestal está acompañado con escenas de la obra, la derecha muestra la batalla con los molinos de viento, la izquierda aparece Sancho Panza, la parte sur don Quijote cortejando a Dulcinea del Toboso, y la parte norte tiene la siguiente inscripción:

 

Plaza de Cervantes.
En homenaje a Miguel Cervantes de Saavedra.
Con motivo del IV Congreso de la lengua y la visita de los reyes de España
SS.MM.SS. Juan Carlos de Borbón y Sofía de Borbón y Grecia.
Presidente de Colombia: Álvaro Uribe Vélez.
Gobernador de Bolívar: Libardo Simancas Torres.
Alcalde De Cartagena de Indias: Nicolás Curi Vergara.
Escultor: Héctor Lombana Piñeres.
Interventor IPCC: Alfonso Cabrera Cruz.
Gerente Transcaribe: Enrique Chartuni.
Director de obra: Oscar Luis Noriega Sarmiento.
Marzo de 2007.

 

En una placa ubicada en el piso aparece con esta inscripción:

 

Miguel Cervantes de Saavedra 1547-1616.
El 21 de mayo de 1590 Miguel Cervantes de Saavedra solicitó al Rey de España se le nombráse en el cargo de Contador del Almacén de Galeras de esta villa, dependencia de ultramar, que había sido creada por Real Cédula en 1587.
El 6 de junio en lacónica misiva se le respondió:
Busque por acá que se le haga merced.
Estas nueve palabras, para bien de la literatura universal,
Cambiaron el rumbo de su vida
O quien sabe a lo mejor, la historia del Quijote
Se habría escrito bajo las luces de los candiles y pajuelas
Del embrujo de Cartagena de Indias.

 

Foto: J. Mauricio Chaves-Bustos

 

Popayán, mausoleo de Don Quijote

 

En Popayán, en el parque llamado Carantanta se erige la escultura El Quijote, obra del artesano M. López L, inaugurada en 1978, desde entonces los payaneses llaman al parque con el nombre del celebérrimo personaje cervantino. Elaborado en hojalata, el Quijote porta en una mano una lanza y en la otra el escudo de la ciudad de Popayán. No sobra decir que, según el fabuloso mito, Don Quijote se encuentra enterrado en Popayán, y que su espíritu se ve paseando desde la Torre del Reloj a la Ermita.

 

Foto: William Efraín Abella Herrera

 

Foto: William Efraín Abella Herrera

 

Como puede apreciarse, Colombia no ha quedado atrás en los monumentos que expresan el amor de un pueblo por Cervantes, por Don Quijote de La Mancha y sus compañeros de andanzas, si en las letras y en la plástica su figura y su estro configuran parte también de nuestro patrimonio, como puede verse desde el mismo siglo XVII, los monumentos muestran la fascinación que nos causa el ilustre salamantino y el fantasioso manchego, porque Colombia también es su hogar.

He querido finalizar este escrito con algo que nos concierne en el amor a la tierra nariñense. Si bien en Nariño no se encuentra un monumento físico a Don Quijote, si aparece permanentemente en el imaginario y en el ideario del territorio, en himnos y en periódicos, su nombre siempre presente, Don Quijote del Sur. Se ha dicho que don Quijote es un mito en el sentido de milagro, es decir como posibilidad de ir fuera de un orden natural y mostrarse en sí y fuera de sí; durante el destierro de Montalvo en este sur patrio, se presentó en 1874 como consecuencia de la agitación religiosa y política que acontecía en Pasto y de la pugna surgida entre nobles y plebeyos –sectores ambos del partido conservador, que gobernaba Pasto- divididos en dos grupos irreconciliables, surgió un movimiento denominado La Comuna, apareciendo en la ciudad el 10 de febrero del citado año una hoja volante con el siguiente encabezado: “Informe que da el Presidente de la Comisión Coroneluda a sus excelencias los individuos de la Real Sociedad de Pasto. Excelentísimos nobles manchegos…”, y que nuestro insigne historiador Sergio Elías Ortiz, con autoridad de juicio y estudio, da como autoría nada más ni nada menos que a don Juan Montalvo.

Podemos decir que don Quijote paseó por las tierras de Nariño, y que en ellas fue testigo de un suceso digno del ejercicio de un noble caballero, el texto es de este tenor:

“Sabidor yo de que en vuestros dominios aparecido ha la comuna, de gente soez i de mala ralea compuesta, para faceros un grave desaguizado, con maravillosa presteza á vuestras mercedes, presentéme á contaros menudamente todo, punto por punto, con el fin de que de ello entendidos y enterados escojiéseis los medios mas eficaces para el país salvar de los peligros y acechanzas que amenazado lo han, y confia elles a mí la dirección y escogencia de aquellos; por que habédes de saber que mi oficio i ejercicio es el de desfacer agravios, enderezar tuertos, amparar huérfanos y doncellas, socorrer viudas y satisfacer deudas, ostentando en todo la fuerza de mi brazo, y cobrando eterna prez y gloria que admirarán el presente y los venideros siglos… y después de narrar de manera gloriosa la hazaña, don Quijote nos deja la siguiente deuda a los pastusos: Por tanto, he ganado corona de vencimiento, y soy acreedor al Imperio de Trapisonda; y no me olvideis; tanto más, que he sacado fuerza de flaqueza. El Caballero, Quijote. El Secretario, Sancho. Pasto 10 de febrero de 1874.”

Don Juan Montalvo paseó así a Don Quijote, lo trajo desde Ipiales para disolver la comuna antes anotada, el curioso capítulo no es más que el deseo del ambateño de forjarnos también como parte del entramado Quijotesco, de esta manera, Nariño está en deuda con el Manchego para seguir secundando la inmortalidad de su nombre y de su figura desde este Sur tan amado.

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