Cervantes: El genio de la novela

A propósito de la celebración del “Día del Idioma"

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Por:

Graciela Sánchez Narváez

 

 

Graciela Sánchez Narváez

 

“Los mares llenos de piratas fieros
por ellos tus armadas encogidas;
y en ellos mil haciendas y mil vidas
sujetos a mil bárbaros aceros”
 
Miguel de Cervantes Saavedra

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Imaginar todo lo que los habitantes de la América conquistada por los españoles tuvieron que pasar en el proceso de aculturación idiomática, nos produce ciertos sentimientos de rebeldía. La historia nos habla de la sorpresa, el dolor y el sufrimiento de los pueblos originarios cuando fueron asaltados por la llegada de unas personas extrañas que querían cambiarlo todo en su propia casa.

Como narran los hechos, la dominación idiomática fue una necesidad para los conquistadores del Nuevo Continente, ya que no podían continuar de manera indefinida comunicándose con los pueblos descubiertos por medio de los simples gestos. Urgieron por esto a los indígenas para que aprendieran el idioma español imponiendo sus métodos violentos de aprendizaje, pues, a pesar de que quedaron admirados por la organización de las comunidades que encontraron, en cuanto a la estructura de sus lenguas, al desarrollo cultural, religioso, político, económico y educativo de cada etnia, para nadie es un secreto que la mayor parte de los españoles que arribaron con Colón a estos territorios no estaban capacitados para entender ni la dimensión de su encuentro ni a quienes descubrían, por lo cual, los métodos utilizados fueron completamente dominantes y humillantes para los indígenas, mucho más cuando quienes llegaron se dieron cuenta de toda la riqueza que había en cada rincón americano.

Sin embargo, pese a que se reconoce la crudeza del proceso de su imposición, se ha establecido una fecha para rendir un homenaje a la riqueza del idioma español, que se celebra todos los años el 23 de abril en los pueblos hispanoamericanos. Se ha elegido este día, para conmemorar el fallecimiento de Miguel de Cervantes Saavedra, considerado como el mejor exponente del Castellano y como autor de la obra magna “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”.  Aunque realmente Cervantes muere el 22 de abril de 1616, esa fecha fue escogida porque coincide con la muerte de otro gran pensador y escritor inglés, William Shakespeare, por lo que también el 23 de abril se celebra el Día de la Lengua Inglesa.

El Idioma es un factor fundamental de unión de los pueblos, de allí la gran propuesta de buscar un solo idioma para todo el mundo. Se pensó y se trabajó en el “esperanto”, sin embargo, esta iniciativa no progresó como se esperaba. Considero que faltó fuerza y colaboración en la idea para promover un poco más esta gran posibilidad. El habla y la escritura nos representan y construyen la memoria de los pueblos. Un lenguaje, bien hablado y bien escrito es la marca de la cultura de los sujetos y sus comunidades.

Entonces, pese a los acontecimientos negativos que trajo la conquista, hemos heredado, con nuestro idioma castellano, una lengua armónica, cadenciosa y plurisémica, características que dinamizan nuestra comunicación y la hacen viva y vibrante en todos sus sentidos, como lo demuestra la calidad de obras como “El Quijote”.

El genio de las letras españolas representó en el Quijote una época de transición entre la España que vivía un gran florecimiento debido a la conquista y la España de la colonización de América, que le trajo especial aumento del poder económico, industrial y comercial. Pero, a su vez, tuvo que afrontar los graves fenómenos de las guerras, entre ellas la de Lepanto, y la pésima administración de Felipe I, quien transformó a Madrid en una villa descuidada con construcciones mal distribuidas, donde ricos y pobres marcaban abruptamente sus fronteras y los campesinos no eran otra cosa que un ejército de mendigos. Definitivamente, en muchos aspectos, España había empobrecido.

Todo esto lo representa Cervantes en su magna obra, pues, luego de volver de la empresa heroica de Lepanto, se ve amenazado por el peso de la ley; entonces prolonga su actitud rebelde en el cautiverio y ocho años después se casa con una labradora hidalga, diecinueve años más joven que él.

Es por esta época cuando encuentra en su camino a Lope de Rueda, un escritor Sevillano, actor y dramaturgo de renombre, quien aprovecha que Cervantes no goza de aprecio literario, para atacar su poca habilidad poética y menospreciar su Quijote. Considero que el mismo autor reconoce esta falencia cuando, en el prólogo de su obra “Las ocho comedias”, con amarga tristeza, desenvuelta sencillez y sin rasgos de velada modestia, dice: “Compuse en este tiempo treinta comedias que se recitaron sin que ninguna de ellas recibiera ofrenda de pepinos o alguna otra cosa quebradiza”. El mismo autor nos habla de las correcciones que hizo a estas obras.  El gran novelista reconoce que carecía de talento poético, lo cual no lo disminuye en nada porque su grandeza literaria quedó suficientemente demostrada en el Quijote. Este asunto ha sido mencionado también varias veces, incluso en sus mismos escritos, cuando canta así: Por parecer que tengo de poeta/ la gracia que no quiso darme el cielo”

Como se ha afirmado, todo su brillo como escritor fue derivado de su arte de dramaturgo y su genio como narrador. Solo el fanatismo cervantista empeñado en su exagerado entusiasmo, ha pretendido resaltar las cualidades poéticas de Cervantes, creo que es por esto que sus poesías aparecen publicadas independientemente o intercaladas en sus novelas.

En definitiva, Cervantes se destaca como novelista y es sin duda alguna el género en el que Cervantes alcanza la culminación de su genialidad. Se lo ha definido como “el hombre de vida intensa y espíritu despierto”, “narrador nato”, “prosista vivaz”, “el genio de la novela”. Cervantes toca todos los géneros con desigual fortuna ciertamente, pero con el Quijote se ubica a una altura universal.

El Quijote es la historia que protagoniza un hidalgo que enloquece por la lectura febril de libros de caballería, cambia de nombre a Quijote de la Mancha y se hace armar por un tendero para llamarse caballero. Tras muchas aventuras, don Quijote se repone y regresa a su aldea, donde es acogido por una sobrina, por el cura y el barbero. Entonces decide volver a sus aventuras y lo hace esta vez acompañado de Sancho Panza a quien contrata como escudero.

A partir de este momento inicia la dialéctica entre El Quijote y Sancho, uno de los grandes valores de la obra, factor esencial que ha dado lugar a grandes y numerosas interpretaciones, hasta llegarse a decir que hay tantos Quijotes como lectores. Ortega y Gasset afirma que no existe otro libro cuyas alusiones a la vida sean tan profundas y sabias, pese a que inicialmente la intención de Cervantes fue satirizar el género caballeresco, como lo señala claramente en el prólogo.

Muchas, tal vez todas las interpretaciones y lecturas del Quijote, pueden ser válidas y ninguna agota el contenido de este libro, síntesis de una época y a la vez fuente inagotable y perdurable de conocimiento y comprensión del hombre de siempre.

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