HISTORIA DE IPIALES: ORGANIZACIÓN TERRITORIAL Y POLITICA
Entre el 23 de agosto de 1830 y el 8 de Diciembre de 1832 las provincias de Buenaventura, Popayán y Pasto quedaron incorporadas al Ecuador. Durante dos años y cuatro meses los bonaerenses, tumaqueños, pastusos e ipialeños fuimos ecuatorianos.

Por:
José Vicente Cortés Moreno
DEDICATORIA
Con inmensa gratitud y cariño a mi esposa:
Ana Lucia Tobar, a mis hijos: Ximena Alexandra
y Darío Fernando. A mis nietos Raquel Samara
y Juan Martín, por regalarme su afecto y su tiempo.
A todos las personas y a la academia nariñense que me han
entusiasmado en el conocimiento histórico
de esta encantadora región.

0. INTRODUCCION
Ésta síntesis, sobre la historiografía de uno de los cuatro ejes de la vida de Ipiales, la realizamos con sentimientos de aprecio y consideración para quienes quieren conocer o afirmar su interés por la historia de la madre patria, que puede resultar complicada para los contemporáneos, si razonamos, que la historia de Colombia solo nos cuenta los últimos 200 años, los otros, 291 están en la historia de Quito y España. Sin contar los mil de la prehistoria que pertenecen al campo de los arqueólogos. Aspiramos que este eje Político-territorial, por su orden cronológico, pueda utilizarse como guía pedagógica; hacia futuro completaremos los ejes de Economía, Educación – Cultura y Sociedad. En este eje la guerra, la tratamos como política de Estado.
Políticamente, el Cacicazgo de Ipiales perteneció a la nación de los Pastos, desde el año 750 D.C. Aproximadamente, en el año 1542, sufrió la conquista española y quedó perteneciendo a la Villaviciosa de San Juan de Pasto, como encomienda del Capitán Hernando Cepeda de Carveo, luego en la época colonial, año 1581 con la fundación de conventos emergió como Reducción Indígena o Pueblo del Corregimiento de los Pastos de la Provincia de Quito; en 1615 aparece en los mapas del Consejo de Indias como pueblo español con la misma denominación política de la Reducción, dentro del Virreinato de Perú; luego en 1739 pasó al virreinato de la Nueva Granada.
Desde los albores de la república, sus hijos, llevaron a Ipiales a ser Capital de región. De ser pueblo colonial en 1581, pasó a Cantón republicano en 1823, hasta 1853; capital de la Provincia de Túquerres en 1853-58, Capital de la Municipalidad (provincia) de Obando en 1863-1886, finalmente capital de la Provincia de Obando en 1886 – 1904, hasta perder ese liderazgo de ochenta y tres años, tras la Guerra de los Mil Días, 1901.
En 1904, pese a la oposición en la Asamblea del Cauca, del representante Dr. Clímaco Burbano y la mayoría de los representantes del sur, los generales pastusos, triunfalistas en la guerra civil, reunidos en la finca El Palmar no respetaron la posición política del pueblo ipialeño, en ejercicio legítimo de su derecho al disenso, lo descalificaron como “pueblo anárquico peligroso para la Paz”. “Ipiales, con los brazos cruzados, dolor e impotencia, le tocó velar la muerte de la Provincia de Obando. Se terminaron los distritos parroquiales y aldeas para dar vida a los municipios. Ipiales, municipio del Departamento de Nariño.
Sin embargo, los dirigentes conservadores, con el Dr. Clímaco Burbano a la cabeza, protestaron al presidente Rafael Reyes la no inclusión de la ex provincia de Obando en la nueva división territorial e Ipiales volvió a ser capital, por el decreto 916 de 31 de agosto de 1908, que creó el Departamento de Ipiales, hasta el 1 de abril de 1910.
Los límites fronterizos los demarcaron las comunidades primitivas, los rectificaron los conquistadores, los cambiaron los libertadores en el repartimiento de sus feudos políticos. Durante dos años y cuatro meses fuimos ecuatorianos, 1830-1832.
En 1916, Ipiales perdió 40.000 hectáreas entregadas a favor de los vecinos ecuatorianos, se restituyeron algunas hectáreas cuando la Comisaria del Putumayo cedió, en 1942, al departamento de Nariño las tierras del margen derecho de la cordillera Central y a Ipiales le tocó Jardines de Sucumbíos.
Una de las tenencias de la Real Audiencia de Quito, era la gobernación de Popayán, que incluía las ciudades de Buga, Cali, Popayán, Pasto e Ipiales. Por tal razón los levantamientos libertarios de Quito y los de la gobernación de Popayán son los mismos de los Ipialeños y no las insurrecciones de Cundinamarca, que nos enseñan en la historia de Colombia.
Ipiales, guarda sus memorias y proezas primarias en archivos. De la época colonial, el Archivo General de Indias, desde 1581, buscando a “Pedro de Henao”, cacique de Ipiales; “indios de Ipiales”; Pedro de la Peña, Obispo; Archivo General de Simancas Pedro de Henao; Libro de actas del Cabildo de Quito, transcripción Gijón y Caamaño; notaría de Túquerres. Otras fuentes ya están en los libros de tasaciones y censos de las visitas a la Gobernación de Popayán, de los licenciados Tomás López, 1558-59; García Valverde, 1570 y García Ortega, 1590, y en las Actas del Cabildo de Pasto, 1561-1569, 1573-1579.
De la vida republicana, los archivos son más abundantes, mencionaremos solo algunos: Cuerpo de leyes de la República de Colombia en el Archivo Histórico Nacional; Archivo Histórico del Cauca; Archivo del Municipio de Pasto; Archivo Histórico de Ipiales 1863 a 1904, que cuenta la Municipalidad y la Provincia de Obando; El Archivo General de Ipiales contiene los documentos del Municipio desde 1915 hasta nuestros días. Otras fuentes secundarias las citamos en la Bibliografía.

1.- Generalidades Precolombinas (750 D.C. – 1542 D.C.)
El poblamiento de la zona del altiplano Túquerres-Ipiales presenta dos teorías. La primera afirma que es muy probable que unos 500 años a.C. se dieran influencias mesoamericanas procedentes de México y Yucatán llegando a la costa del Pacífico y penetrando al interior del país, a través del río Patía y Mira. Se ha encontrado parecido entre estas culturas y las nuestras, especialmente en nombres y complejos cerámicos.
En poco tiempo, hacia el siglo I d.C., los territorios originales de las tribus se habían saturado por el crecimiento de la población. Entonces se inicia la colonización de las faldas y vertientes de las cordilleras. Estas tierras especialmente fértiles, con mejores condiciones de lluvias durante el año, con climas templados e irradiación moderada, permitieron el cultivo intensivo de granos, en especial el maíz, los cuales, con un esfuerzo igual al exigido para el cultivo de raíces, producirían una gran cantidad de comida almacenable. Los excedentes agrícolas implican que los pequeños caseríos dispersos se agrupen en torno a los centros de producción y distribución. [1]
Según los hallazgos arqueológicos estos centros estuvieron en Ipiales, Pupiales y Túquerres. Allí se crearon mercados y se centralizaron las administraciones, surgieron los cacicazgos. Durante este momento histórico es más acentuada la división del trabajo y la estratificación social. Además de los que detentaban el poder, se destacaban los guerreros, sacerdotes, comerciantes y artesanos. Estos últimos dedicados a labores como la alfarería, orfebrería y elaboración de tejidos. [2]
La segunda teoría asegura, que los asentamientos amazónicos posiblemente de origen Kofán y Naza en la meseta Túquerres-Ipiales se comunicaban con la jungla del Pacífico, lo demuestran las huellas de los caminos, los compadrazgos y los mitos recogidos entre los antiguos indígenas, dejan ver claramente que estas relaciones se llevaron a cabo durante todo el tiempo, inclusive hoy las tenemos en Jardines de Sucumbíos, confirmando que existió un pasado de origen amazónico. [3]
Según, el cronista Pedro Cieza de León se ve el pueblo de Ipiales desde el camino que lleva de Gualmatán a Quito “Saliendo de la villa de Pasto, se va hasta llegar a un cacique o pueblo de los Pastos, llamado Funes; y caminando más adelante se ven los aposentos de Gualmatán, y prosiguiendo el camino hacia Quito se ve el pueblo de Ipiales, que está de Gualmatán tres leguas”. [4] Esta observación y los hallazgos de los pozos funerarios, me lleva a concluir que el principal conglomerado poblacional del cacicazgo de los Ipiales se encontraba en la Loma de las Cruces, hoy centro del resguardo y sede del cabildo de Ipiales.
La arqueología en lo que hoy es el departamento de Nariño es reciente. Lucía Perdomo, Luisa Fernanda de Turbay, Ana María Groot, Luz Correa, Eva Hooykaas, Clemencia Plazas, Roberto Lleras, Claudia Afanador y María Victoria Uribe han investigado los Protopastos y los Pastos. María Victoria Uribe investigó el territorio de Ipiales y llegó a unas similitudes con las investigadoras de los territorios de Tuza (San Gabriel) y Piartal en el lado ecuatoriano, pero también existen varias diferencias en las fechas determinadas por el carbono 14, con la norteamericana Alice de Francisco y la española Encarnación Moreno.
La cerámica está clasificada en tres estilos diferentes, que según el carbono 14 fueron elaboradas en épocas diferentes; las científicas las llamaron complejo cultural Capulí, Piartal y Tuza, nombres tomados de los asentamientos del Carchi donde se encontraron.
La cerámica del Complejo Cultural Capulí se caracteriza por figuras zoomórficas y antropomórficas con pintura roja y rayas negras que forman líneas paralelas, rombos y romboides, círculos concéntricos, espirales, mallas entrecruzadas, cruces, calados, que según María Victoria Uribe, en Ipiales, datan del año 800-1500 d.C.
La cerámica del Complejo Cultural Piartal se caracteriza por las vasijas coloreadas en crema y sobre esta pintura, un estampado en negro. También se han encontrado ocarinas de caracol modeladas y adornadas con figuras humanas, que según María Victoria Uribe, en Ipiales, datan del año 750-1250 d.C.
La cerámica del Complejo Cultural Tuza se conforma por platos de uno o más colores con un diseño positivo en negro, marrón, rojo y la combinación de estos con formas estilizadas de aves, monos, siervos y felinos, así como figuras antropomórficas estilizadas. También figuras concéntricas y representaciones de la vida cotidiana y la cosmología. Una flauta tuza tiene la forma de un hueso, con simios modelados en relieve. Según María Victoria Uribe, en Ipiales datan de los años 1250 al 1500 d.C.
Estos tres complejos culturales conformaron los pueblos primitivos Protopastos con cuyo mestizaje dieron origen a la nación de los Pastos que los españoles conocieran en la conquista.
Las arqueólogas también escarbaron los basureros para recolectar más conocimiento sobre la vida cotidiana y encontraron que su alimentación se componía de proteínas conseguidas de venados, conejos, cuyes, aves lacustres y migratorias. Estas proteínas las combinaban con raíces, tallos y frutos que les proporcionaban vitaminas y carbohidratos. [5]
El primer cronista español Pedro Cieza de León nos confirma cuando describe el camino de Pasto a Quito y dice: “En todos estos pueblos (Funes, Iles, Gualmatán e Ypiales) se da poco maíz, o casi ninguno, a causa de ser tierra muy fría y la semilla del maíz muy delicada, mas críanse abundancia de papas y quino y otras raíces que los naturales siembran”. [6]
W. Embode, afirma que los Pastos para sus ceremonias religiosas y culturales utilizaron brebajes con mezclas de yagé, coca y borrachero. [7]
La arqueóloga bogotana María Victoria Uribe investigó en los años 77-78 en pozos funerarios; pudo observar que los Protopastos eran sociedades estratificadas cuyos caciques tenían vestimentas suntuarias y agrupaciones poblacionales distantes entre unas y otras. En cambio, los Pastos son sociedades más democráticas y ocupan toda la tierra para la agricultura acercándose unas poblaciones de otras, además sus gobernantes eran elegidos democráticamente en cada uno de los cacicazgos.
La costumbre de enterrar a los muertos en el piso de la casa conlleva la idea de “dos casas, de un dualismo y de una intercomunicación de dos dimensiones: la casa de arriba, donde vive la familia, luz y calor, mientras que el entierro debajo del piso es la casa de la oscuridad y del frío”. [8]
Los lingüistas de estos últimos cincuenta años como Sergio Elías Ortiz, Jhon Landabure, Eva María Hooykaas, Pedro Vicente Obando y otros ecuatorianos, han encontrado que la lengua de los Pastos originalmente perteneció a la Barbacoas de la selva del Pacífico y que las comunidades al salir hacia la sabana, con el tiempo, fueron tomando diferencias con las de los comarcanos. Todas fueron lenguas hermanas: la Sindagua, Awa-Quayquer, Quillasinga, Abades y otras del lado ecuatoriano. En todas estas lenguas se han reconocido raíces mayas, inclusive en otras que están en la Amazonía, afirmó la Premio Nobel Rigoberta Menchú, en su visita a esta región; Menchú es originaria de Centroamérica. [9]
Hoy en día existe una campaña para recuperar el habla de las comunidades que se dejaron de utilizar desde la llegada de los doctrineros españoles, quienes primero los adoctrinaron en lengua Quechua de los Incas, los frailes dominicos habían aprendido de Fray Pedro Bedón [10]. En el caso de Ipiales, el doctrinero Fray Jerónimo de Tuesta enseñó cristianismo durante veinte años y después del fracaso en el aprendizaje de la doctrina se obligó a enseñarla en la lengua del rey, en castellano.
En el caso de Ipiales, el primer gobernador indígena Pedro de Henao sirvió de traductor, así lo afirman los testigos: Bartolomé Chamorro “… El dicho don Pedro ha ayudado y ha hecho ayudar a sus indios a que esta iglesia se hiciese y estuviese en el estado que está, porque es diligente y muy ladino y con su favor se ha hecho esta iglesia; y sirve también de lengua (intérprete) con los padres que aquí han estado para predicar a los indios… [11]
En la época hispana las etnias Barbacoas seguían llegando a Ipiales. En 1582 el gobernador indígena de Ipiales Pedro de Henao gestionó una Real Cédula para conformar un ejército y detener a los invasores. “Real cédula al Presidente y Oidores de la Audiencia de Quito para que provean lo necesario para evitar las incursiones de los indios Barbacoas, a petición de Pedro de Henao, cacique de la Loma, y de su yerno, cacique de Mallama. [12]
En 1610, el Capitán Francisco Ramírez por orden del gobernador de Buenaventura conquistó la costa Pacífica. Entre las etnias Sindaguas encontró familias Pastos: Pasto – Muellama, Pasto, Past-Awa, Muellama-Muellamués entre los ríos Patía y Telembí. El informe de esta conquista fue enviado al rey y las familias llevadas como esclavos a los encomenderos de la ciudad de Cali. [13]
La toponimia y antroponimia de los Pastos, al igual que el cacicazgo de Ipiales se remonta a la primera vez cuando ocuparon esta región interandina; posiblemente Ipiales era el apellido del primer cacique.
Los Incas. Intento de Conquista.
La incursión incaica en tramos del Qhapaq Ñan ecuatoriano y la cordillera central andina en Colombia fue el primer intento de conquista de los incas a las etnias Pastos. Huayna Cápac había aprovechado de la información conseguida por su padre Túpac Inca Yupanqui, quien habría avanzado con su ejército hasta la región de los Pastos. Los incas aplicaban varias estrategias de conquista. A través del espionaje realizaban previamente un diagnóstico completo de las fortalezas y debilidades de las poblaciones a conquistar; según las circunstancias, se enviaban donaciones y propuestas a través de los chasquis a los caciques locales y se esperaban respuestas positivas o negativas. Si el sometimiento pacífico no era posible, se aplicaban todas las actividades de la guerra de conquista. [14] Al no recibir noticias pacíficas Huayna Cápac decidió que primero había que dominar a los Pastos, para poder vencer al resto de poblaciones. Escribió la ruta del avance el ejército imperial desde Quito directo hacia los Quillasingas, luego al territorio Pasto y volvería a reconquistar a los Caranquis, Cayambes y Otavalos.
En el año de 1522, “El ejército imperial de collas y orejones pasó directamente al norte avanzando por las faldas de la cordillera: Guaca, El Pun (El Carmelo –La Victoria), Potosí, Males (Córdoba), Tescual, Puerres, río Angasmayo y Chitarrán (Funes), hasta llegar al pueblo principal de los Pastos, no encontrando mayores dificultades militares en el trayecto. Según el cronista Murúa, la aparente facilidad en la conquista, no era más que una estrategia militar de los Pastos y Quillasingas, quienes habían dejado en los pueblos solo a las mujeres, niños y ancianos. Cuando el ejército incaico festejaba el triunfo, los Pastos y Quillasingas los atacaron por la noche (Chitarrán-Funes) logrando derrotar a los Incas. Entre los derrotados estaban Ninan Cuyuchi y Atao Wallpa (hijos bastardos de Huayna Cápac)”. [15]
Los cronistas Juan de Betanzos, 1551; Cieza de León, 1553; Herrera y Tordesillas, 1615 y el manuscrito de Quito, 1642, son informaciones recolectadas sobre el plan macabro de Huayna Cápac de vengarse de los Cayambes y los Pastos. A estos últimos Huayna Cápac en el año de 1523 los invitó para hablar de paz, en territorio cercano a la laguna la Cocha (hoy Yaguarcocha). “Estos fueron cercados y traicionados y pasados a cuchillo por el ejército imperial, arrancándoles los corazones a 50.000 personas. El número de muertos coincide con la información proporcionada por el anónimo de 1573, pero especifica que los muertos fueron de la etnia Pasto, quienes habían sido invitados por Huayna Cápac. Sin embargo, la información recolectada por Cieza de León dice que los muertos no pasaban de 20.000”. [16] Cuando se construyó la carretera en el entorno de Yaguarcocha en 1947 los huesos estaban allí y se hizo un cálculo por metro cuadrado y alcanzaban los 50.000 hombres.
En 1525, muere el inca emperador Huayna Cápac víctima de paludismo. Su hijo Atahualpa hereda los territorios del norte, que comprenden gran parte del actual Ecuador, entre tanto su medio hermano Huáscar hereda la parte sur del imperio y accede al trono del Cuzco.
En 1532, Atahualpa pelea con los Cañaris para consolidar su posesión de la parte norte del imperio y según Benjamín Carrión los Pastos lo acompañaron. Los Pastos, los Tulcanes, los Caranquis, que no olvidarían jamás la crueldad espeluznante de los orejones del Cuzco, que tiñeron con sangre las aguas de su lago, los Otavalos, los Cayambis, los caras de Quito y parcialidades aledañas, los Llacta-cungas, los Hambatus, los Puruhaes, los Llaucis, todas las naciones en suma, que estaban al norte de la gran ciudad de Liribamba, se aprestaron a ir, en pie de guerra, a ponerse a las órdenes de Atahualpa. [17]
Enseguida se enfrenta a Huáscar en una guerra civil. Francisco Pizarro que acababa de llegar captura a Atahualpa e inicia la conquista del imperio Inca.
La organización territorial y política de los Pastos
Fue la de un pueblo confederado que respetaron las decisiones autónomas de los otros cacicazgos y establecieron sus límites democráticamente. Según el cronista Cieza de León, en su viaje entre la villa de San Juan de Pasto y la Ciudad de San Francisco de Quito pudo distinguir sus límites, por el norte las etnias Quillasingas. “Saliendo de la villa de Pasto, se va hasta llegar a un cacique o pueblo de los Pastos, llamado Funes; y caminando más adelante se llega a otro… Por el sur, el límite lo constituían las etnias Caranquis. De la pequeña provincia de Guaca se va hasta llegar a Tuza, que es el último pueblo de los Pastos. Del pueblo de Tuza al río Mira. Deste río de Mira se abaja hasta los grandes aposentos de Carangui. [18]
El cacique Ipial, en principio debió ser el abuelo, abuela o el miembro más viejo de la familia, según la costumbre de los pueblos primitivos, pero al volverse más numerosa y compleja la tribu se instituyeron otras autoridades como sub caciques. Entre los protopastos que ostentaban el poder crearon pirámides sociales incluyendo los propios miembros de su familia, además formaron grupos de soldados guerreros. Por la división del trabajo se crearon comerciantes, sacerdotes, artesanos, orfebres, tejedores y hasta esclavos. Sin embargo, con la necesidad de ocupar más tierras se presentaron matrimonios con familias vecinas dando lugar a los mestizajes. Estos mestizajes dieron origen a la formación del pueblo Pasto y poco a poco se fueron democratizando, creando un cacique principal que no fuera de su familia y otros de menor rango por cada familia. [19]
Cuando los Pastos estaban en este proceso de democracia llegó la conquista de los españoles, en su intención de no generar la violencia de la guerra los conquistadores de Belalcázar crearon el cargo de gobernador y los caciques que eran de menor rango, pasaron a ser caciques principales, al menos uno por dos o tres veredas, bajo el poder del gobernador. El gobernador estaba bajo el poder español del encomendero, del teniente de gobernador y justicia con sede en Pasto y éste bajo el poder del gobernador con sede en Popayán.
El primer gobernador indígena de la región fue Gabriel Chillabán, a la muerte de este en 1574 fue nombrado don Francisco de Henao. “Habiendo fallecido el gobernador del pueblo de Ipiales don Gabriel Chillabán, los caciques don Juan Pircués y don Francisco Flallamués y los indios principales del corregimiento de los Pastos, encomienda de don Sebastián de Belalcázar de Cepeda, previo el parecer del guardián del monasterio de San Francisco de Pasto, se juntaron y eligieron gobernador del pueblo de Ipiales a don Francisco de Henao, cuya real confirmación obtuvieron de su magestad Felipe II el 28 de mayo de 1574 por intermedio de la audiencia y cancillería de la ciudad de San Francisco de Quito”. [20]
Cuando el gobierno de la Real Audiencia de Quito, creó la reducción y la doctrina de Ipiales en 1581, nombró a don Pedro de Henao. Después de veinte años, se escrituraron las tierras de resguardo y del encomendero; esta reducción en 1615 desapareció dando paso al pueblo de colonos españoles y a don Pedro de Henao lo cambiaron de lugar como cacique de la Loma (Loma de las cruces) [21]
Avanzados los años de la época colonial desaparecieron los encomenderos y el gobierno lo asumió el corregidor del corregimiento de los Pastos y el cabildo de Pasto. Los gobernadores indígenas que aumentaron en número, dependieron directamente del corregidor que era nombrado por el gobernador de Popayán. Por ejemplo, el último corregidor, 1809, Francisco Sarasty, fue nombrado por el postrero gobernador Miguel Tacón.
Al llegar las guerras de la independencia las etnias Pastos no se comprometieron con los libertadores y por el contrario colaboraron con los milicianos indígenas, el mismo Simón Bolívar le escribió al vicepresidente Francisco de Paula Santander sobre este desafecto de los Pastos. Tanto era el desapego que los impuestos que pagaban a la corona española no los quisieron pagar a los libertadores y durante cinco años más pidieron se los entregaran al tesoro del rey Fernando VII. [22]
A pesar del desafecto de las etnias, Bolívar no cambió las leyes a favor de los resguardos. El gobierno de la Nueva Granada abolió los resguardos y el tributo indígena. “Los resguardos indígenas se consideraban legado colonial inaceptable. En este momento, lo más importante era estimular las libertades individuales, la igualdad, la libre empresa y la libertad de comercio. Esto equivalía a romper los lazos con la sociedad señorial, para que todo quedara sujeto a la ley de oferta y demanda”. [23] y se permitió la venta de las tierras de resguardo siendo los altos militares de la guerra de la independencia los más beneficiados: acapararon tierras convirtiéndose en hacendados. Sin embargo, en la liberal Constitución Política de 1863 nuevamente se volvió a prohibir la venta de tierras de resguardo.
En la Constitución Política de 1886 se crearon nuevas leyes, como la Ley 89 de 1890, que otorga a las comunidades indígenas la facultad de organizarse jurídicamente a través de los cabildos y para que estos designen sus autoridades tradicionales para ejercer la representatividad frente al Estado, adquiriendo derechos y obligaciones. En esta ley también se define lo que es una parcialidad, el resguardo y el cabildo. Sin embargo, las comunidades indígenas solicitan una autonomía total y la que ofrece el Estado no es suficiente. El antagonismo de las posturas encontradas afecta la identidad del Estado Constitucional. [24]
La Constitución Política de 1991 consideró que la población indígena colombiana no supera el 3% y le concedieron amplios derechos y además creó un instrumento jurídico para su defensa como la acción de Tutela para su concreción. La ley 21 de 1991 es la convención internacional más amplia que se conozca para garantizar los derechos indígenas respaldados por la OIT.
El resguardo indígena es una forma jurídica que define como tierras inalienables, imprescriptibles e inembargables. Los resguardos son propiedad colectiva y no enajenable. [25]
En el municipio de Ipiales, en el año 2021, existen nueve resguardos con su cabildo. Desde la época colonial, 1600: Ipiales, Yaramal y San Juan. De reciente creación, pese a que son pueblos milenarios de origen amazónico, el de las etnias Naza, Kofanes 1, Kofanes 2, Awa y Pastos en el corregimiento Jardines de Sucumbíos. Los nueve resguardos tienen sus cabildos completamente independientes entre sí, con sus propias leyes y acuerdos internos. Por ejemplo, en el cabildo de Yaramal, el gobernador es reelegible, en cambio en el cabildo de Ipiales, el gobernador no los es.
“A partir de 1970 el resguardo de Ipiales conformó su Cabildo con los regidores de nueve parcialidades quienes a la vez nombran su gobernador como cabeza visible ante las autoridades del Estado, las votaciones se realizaban por el sistema de planchas, a partir de 1991. El gobernador es rotatorio y no reelegible. Cada primero de diciembre deberá ser removido por otro que en votación popular será elegido de una lista de las nueve parcialidades. El cabildo también lo conforma un tesorero, un alcalde, éste último encargado de aplicar justicia, revisar el control, realizar las inspecciones a cada uno de los miembros del cabildo”.[26]
La parcialidad se compone de una o más veredas del resguardo. Las veredas están divididas por sectores:
1. Las Cruces, La Soledad, Chaguaipe, Chiránquer, Inagán, Chacuas, Cangal, Guacuán, Inchuchala, Quistial, Quelúa y Tatag.
2. Saguarán, El Placer, Tola de Las Lajas.
3. Villanueva, La Pradera, Alto Rumichaca, Las Ánimas, Tusandala, Los Marcos, Doce de Octubre, Rumichaca.
4. Rosal de San Juan, Yanalá Centro, Yanalá Alto y Yanalá Bajo.
El resguardo y el Cabildo de San Juan se forma por las veredas: Laguna de Vaca, Camellones, Loma de Suras, Poblado de San Juan, Sector el Boquerón. [27]
El resguardo y el Cabildo de Yaramal se componen por las veredas: Teques, Orejuela, El Rosario, la Floresta, Llano Grande, El mirador, Cutuaquer Alto, Cutuaquer Bajo, San Antonio y El Salado.
2.- Organización territorial y política de Ipiales en la CONQUISTA ESPAÑOLA (1535 – 1582)
Las exploraciones de Pascual de Andagoya en 1522, sirvieron de ayuda a las incursiones de Francisco Pizarro González y Diego de Almagro en 1524, quienes desde Panamá organizaron otras exploraciones al sur del continente. Posteriormente Pizarro viajó a España para encontrarse con el rey y con su primo Hernán Cortés conquistador de México en este encuentro logró un convenio con el “emperador máximo de la cristiandad” Carlos I, acuerdo, que le llamaron “Tratado de Toledo” o “capitulación de Toledo” firmado por su esposa Isabel de Portugal el 26 de julio de 1529. “En ellas la reina da “licencia y facultad” al capitán Pizarro para que se descubra y conquiste tierras en el mar del sur, en una extensión de doscientas leguas, desde Santiago hasta Chincha. Lo nombra gobernador y Capitán General de lo que conquistare por toda su vida y con una pensión de setecientos veinticinco mil maravedíes por año, tomados de las rentas que produjesen a la corona las tierras conquistadas, lo designa Adelantado y Alguacil Mayor del Perú, por toda la vida, lo autoriza a erigir fortalezas cuya guarda será confiada a quienes Pizarro designare y, para su ayuda personal, le hace merced de mil ducados por año de la rentas de dichas tierras”. [28]
[28] Carrión Benjamín. Atahuallpa. Pág 175-176. Colección Luna Tierna.
Pizarro, a su regreso de España con un barco y 120 aventureros de Extremadura llegó a Panamá y en seguida se reunió con su anterior socio Almagro, quienes consiguieron otras empresas conquistadoras como las de Pedro de Valdivia, Sebastián de Belalcázar y posteriormente Alonso de Alvarado. En 1532, la expedición conquistadora, desembarcó en Tumbes, hoy norte del Perú y de inmediato inició la búsqueda del emperador Inca; meses después, la noche del 16 de noviembre de 1532, encontró a Sapa Inca Atahuallpa, en Cajamarca, Perú. Pizarro y sus huestes “en una especie de locura mística”[29] en aventura espectacular nunca antes vista, mezclaron la astucia, los mitos e imaginarios de los nativos con la fuerza bruta. Con un ejército de 168 harapientos que se orinaron en los pantalones ante la presencia de un ejército de treinta mil guerreros incas, además 37 caballos que los hacían relinchar constantemente. Sin embargo, estos se les parecían a los dioses del mito de Viracocha, quienes debían remediar la polarización entre los hijos de Huayna Capac. [30]
Pizarro en la noche del 26 de julio de 1533 secuestró al emperador Inca Atahualpa. El cura Vicente Valverde le respondió sobre el inmenso poder que tenía el soberano español, al que Atahualpa debía vasallaje, porque el Papa sucesor de San Pedro, le había regalado todas las tierras de los indios, del uno al otro mar. Después de este argumento lo secuestró, le robó, 84 toneladas de oro, 164 de plata y finalmente sus jueces por el debate ideológico que dio al dominico Vicente Valverde lo condenaron a pena de muerte por rebelión, herejía y poligamia. Dijo un espectador: “Chaupi punchapi tutayaca” “Anocheció en la mitad del día”[31], en otras palabras, Atahualpa se le ocultó el Dios Sol a medio día. En nombre del dios de los cristianos y del emperador Carlos I, tomaron posición de las “tierras de nadie”[32] apropiándose de todo su imperio, norte del Ecuador hasta Chile, tomaron a sus hombres como vasallos tributarios, a sus mujeres como concubinas, aunque, Pizarro se casó con la hermana de Atahualpa, Quispe Sisa (Inés Huaylas Yupanqui hija de Huayna Cápac) y los despojaron de toda clase de bienes. Fundaron: ciudades, villas y pueblos en los lugares ocupados por los nativos para explotar su trabajo. Entre tanto sus socios Almagro y Belalcázar tres años después lo traicionaron y buscaron tierras que no pertenecieran al Imperio Inca. El primero viajo al Sur y el segundo al norte.
La conquista Española en la provincia de los Pastos del Norte
Sebastián de Belalcázar (Sebastián Moyano Cabrera) desde Quito envió expedicionarios a las tierras de Quillasinga en el norte del rio Guáytara. En abril de 1535, Pedro de Añasco acampó en tierras de los Pastos, cacicazgo de Sapuyes, esperando la segunda expedición guiada por Juan de Ampudia, quien llegó en junio del mismo año; los expedicionarios guiados por un caminante Chibcha avanzaron más al norte, siguiendo la cordillera central, por el camino de Iles, Puerres y Patascoy hasta el Valle de Sibundoy. Persiguiendo a los expedicionarios, por orden de Pizarro, también llegó Pedro de Puelles, quien intentando borrar el descubrimiento de los expedicionarios, a tres leguas del río Guáytara, por el camino de Cuaspud y Pastás fundó un poblado, la Villaviciosa de la Concepción de los Pastos, que días después, las etnias Pastos de esta región se encargaron de destruirla. [33]
Belalcázar, los primeros días de mayo de 1538, siguiendo las huellas de Añasco y Ampudia, partió de Quito con una poderosa expedición en la que incluía dos mil indígenas de Quito y en los meses siguientes avanzó a Popayán, Cali, Anserma, Guanacas, Neiva y otras provincias; fundó Popayán, Cali y Pasto; a la ruta la llamó el “Camino del Dorado”, luego viajó a España a conseguir una Cédula Real que le garantice ser gobernador a perpetuidad de las tierras descubiertas. La Cédula Real la consiguió en Valladolid a partir del 8 de mayo de 1540 y de inmediato la enviaron a Lima donde estaba el Marqués Pizarro.
Belalcázar con las tierras descubiertas conformó la Gobernación de Popayán, en 1542, un año después del asesinato del Marqués Pizarro, organizó su gobierno y empezó su mandato, dividiendo en 14 tenencias, con sede en la ciudad de Popayán y las subsedes para el teniente de gobernador, en las villas de Pasto y Cali.
En la fundación de la Villa “viciosa” de San Juan de Pasto, incluyó todas las tierras y las etnias de los pueblos aborígenes: Pastos, Quillasingas, Sibundoyes y Abades. “El territorio jurisdiccional de la villa de Pasto se extendía desde la región del Pun y los nacimientos de los Ríos Carchi y Teques, en el sur, hasta los ríos Mayo y Patía en el norte, y desde la serranía de Portachuelo en la cordillera oriental hasta las cumbres de la cordillera occidental y comprendía los siguientes territorios:
- Provincia aborigen de LOS ABADES, que abarca la hoya del Río Pacual y se extendía entre el Río Guáytara y las cimas de la codillera occidental, y desde la región de Ancuya hasta el rio Patía a partir de la confluencia de aquel en este;
- La provincia aborigen de LOS PASTOS, llamada con anterioridad de Pasto, de la que formaban parte tanto la sabana de Túquerres e Ipiales, como la vertiente poniente de la Cordillera Central comprendida entre los ríos Guáytara, Pun y Teques y Rio Téllez, al igual que la cordillera levante de la cordillera Occidental, entre el nevado de Chiles y el páramo de Atlán;
- La provincia aborigen de HATUNLLACTA, circunscrita por los ríos Téllez, al sur, Guáytara, al occidente y mayo al norte, y
- La provincia aborigen de SIBUNDOY, que se extendía desde el Lago Guamuez y por el Valle de Sibundoy hasta la nación indígena de Mocoas. [34]
“Los encomenderos y las familias en la provincia de los Pastos quedaron distribuidas así” [35]:
Tasación de la provincia de los Pastos Nov 1558 del Licenciado Tomas López Mendel
Pueblo | Encomendero | Tributarios |
Funes | Juan Armero | 600 |
Chapal 1 | Theodosio Hurtado | 160 |
Chapal 2 | 144 | |
Chapal 3 | Vicente Rodríguez | 130 |
Chapal 4 | Hernando Álvarez | 144 |
Cumbal | Hernán Nuñez de Trejo | 260 |
Males | Cap. Mancio Pérez | 530 |
Ypiales | Cap. Hernando Cepeda | 1.400 |
Carlusama | Cap. Mancio Pérez | 418 |
Pupiales | Juan Sánchez de Xérez | 700 |
Gualmatán | Lorenzo Hurtado | 350 |
Putiznan | Alonso del Valle | 200 |
Yles | 500 | |
Guaytara | Luis Pérez de Leiva | 200 |
Túquerres | Francisco de Chaves | 950 |
Ancuya | Diego de Meneses | 500 |
Calcan y Capuis | Hernando Ahumada | 500 |
Yascual | Alonso Osorio | 800 |
GuachaOcal | Diego Esquivel | 205 |
Pastás | Hernán Nuñez de Trejo | 150 |
Mallama | Juan de Argüello menor | 1.000 |
Muellamaz | Pedro Alonso | |
Total | 10.241 |
Tasación de la provincia de los Pastos 1570 – 1571 del Licenciado García Valverde
“Los encomenderos en la provincia de los Pastos” [36] quedaron distribuidos así:
Pueblo | Encomendero | Tributarios |
Funes | Juan Rodríguez Armero | 365 |
Chapal 1 | Leonor Orense | 92 |
Puerres | Francisco Garcés | 102 |
Canchala | Juan Rodríguez | 94 |
Tescual | Gómez de Chaves | 94 |
Cumbal | Hernán Núñez de Trejo | 219 |
Males | Cap. Medellín | 366 |
Ypiales | Cap. Hernando Cepeda | 757 |
Carlusama | Cap. Juan Rodero | 239 |
Pupiales | Juan Sánchez de Xérez | 445 |
Gualmatán | Pedro de Ahumada | 231 |
Putiznan | ||
Yles | León Orense | 92 |
Guáytara | Luis Pérez de Leiva | 119 |
Túquerres | Luis de Chaves | 325 |
Calcan y Capuis | Beatriz de Ahumada | 242 |
Yascual | Alonso Osorio | 309 |
GuachaOcal | Diego Esquivel | 369 |
Pastás | Hernán Núñez de Trejo | 102 |
Mallama | Juan de Argüello menor | 332 |
Muellamaz | Juan Pérez | 369 |
Total | 5.907 |
Resaltamos el artículo 2° de la resolución de demarcación, que la fundación de Pasto define los límites de las tierras de los Pastos con posterioridad a la visita que a la villa de Pasto realizara Pedro Cieza de León en 1547, se distinguieron las fronteras de la tenencia del cacicazgo de Ipiales, quedando: por el Sur el río Guaytara desde la desembocadura del río Blanco hasta el Pun, Teques y Rio Téllez; por el norte con la quebrada El Boquerón, limítrofe con las encomiendas de Pupiales de Juan Sánchez de Xéres y de Putiznan de Alonso del Valle; al occidente, quebrada por medio con las encomiendas de Cuaspud – Carlosama del Capitán Mancio Pérez y Pastas del capitán Hernán Núñez de Trejo; por el poniente limita con el río Guaytara aguas arriba hasta la quebrada el Boquerón, en vecindad con las encomiendas de Potosí y de Males del Capitán Mancio Pérez. [37]
Para los españoles las tierras tenían bajo valor económico, excepto si estas tenían indígenas, a quienes se les podía explotar su mano de obra para su cultivo. El cabildo de la Villa de Pasto, tenía autorización para entregar las tierras baldías a colonos con cedulas de mercedes reales, así mismo asignaba las tierras del encomendero y las de cabildo indígena. [38]
Los españoles en América, al igual que en el viejo continente, eran vasallos del rey, sin embargo, a los nativos, el emperador los declaró VASALLOS LIBRES, privilegio, que los conquistadores y colonos nunca les respetaron, explotando su trabajo a gratuidad.
El gobernador Belalcázar, por el convenio con la Corona, tenía la facultad de repartir las tierras y minas conquistadas entre sus compañeros de expedición. Por tal razón, a cada cacicazgo le nombró como encomendero a un conquistador de su empresa. El encomendero del cacicazgo de Ipiales, por ser el más poblado de los Pastos (más de dos mil familias) le designó al esposo de su hija mayor Cathalina de Belalcázar, al valiente Capitán Hernando Cepeda de Carveo, quien además era primo de Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada (Santa Teresa de Jesús).
El gobierno creó la figura de un gobernador indígena, Gabriel de Chillabán, pagado por la corona, cuya función era la comunicación entre el gobierno y los nativos, además de recaudar los tributos y entregarlos al encomendero en Pasto, que por cierto fueron cuantiosos, hasta la llegada del Visitador a la gobernación de Popayán, Licenciado Tomás López Mendel, 1558 – 1559, quien se encargó de regular los gravámenes, de acuerdo con las capacidades de los nativos, pagaderos en artesanías, leña y productos agrícolas. En el momento de la Visita de López el cacicazgo de Ipiales tenía 1.200 familias tributarias. Hasta esta fecha habían muerto cerca de mil familias a causa de las epidemias: gripe, sarampión, viruela y tifo. Además del trabajo forzado al que fueron sometidos, algunos individuos se contagiaron voluntariamente.
En los años de 1582 y 1583, las familias Pastos y Sindaguas, que aún sobrevivían en la selva del Pacífico, eran perseguidas por las alhajas de oro que cargaban en su cuerpo; escondiéndose de los europeos seguían desplazándose a esta región andina, como queda constancia con la Cédula Real que obtuvo el primer gobernador de Ipiales, Pedro de Henao, para formar un ejército y detener la invasión desde Barbacoas. Otra prueba son los Pastos que quedaban en Barbacoas, y se muestran en el informe del conquistador de la costa pacífica, Capitán Francisco Ramírez, que envió al rey Felipe III, en 1610, notificando el sometimiento de los rebeldes Sindaguas; en ese listado también relacionó a familias Pastos, quienes permanecían en las riberas del rio Telembí.
El centro poblacional del cacicazgo de los Ipiales fue abandonado en 1543 cuando los españoles, se llevaron a todos los jóvenes entre 18 y 22 años a trabajar en las construcciones de los conquistadores, en la Villa de Pasto, como deja constancia los reclamos que hace el gobernador indígena Pedro de Henao en las cortes de justicia de la Real Audiencia de Quito, en 1582, para que los nativos sean devueltos a su origen y así poder conformar la Reducción Indígena de mil miembros, solicitada por el Obispo de Quito, Pedro de la Peña.[40]
3.- Organización territorial y política de Ipiales en LA COLONIA
– La Real Audiencia y Cancillería de Quito 1563, adscrita al Virreinato del Perú.
El rey Felipe II, en la ciudad de Guadalajara (España), el 29 de agosto de 1563, dictó una real Cédula por el cual la Gobernación de Quito de Gonzalo Pizarro es elevada a una Audiencia y Cancillería Real adscrita al Virreinato del Perú y la gobernación señaló límites. Fue inaugurada el 18 de septiembre de 1564. [41]
El rey Felipe II, en la ciudad de Guadalajara (España), en 1564, dictó una Real Cédula autorizando a las comunidades religiosas FUNDAR CONVENTOS y que con la llegada de los primeros oidores a Santafé y Quito, los franciscanos y dominicos traían la autorización para fundar conventos”. [42]
En 1563, la Gobernación de Popayán quedó adscrita a la Audiencia y Cancillería Real de Quito que fue el más alto tribunal de la Corona Española dentro del Virreinato del Perú. La Audiencia Real, el 18 de septiembre de 1564 se extiende por el norte hasta Pasto, Popayán y Cali. El gobierno de la Real Audiencia se componía de un presidente y 4 oidores.
En 1564, las comunidades religiosas, de frayles franciscanos y dominicos existentes en América comenzaron a FUNDAR CONVENTOS para el adoctrinamiento en la religión católica, como fundamento ideológico del poder absoluto. Obedeciendo a este salvoconducto, los padres Franciscanos de la provincia de Quito, en 1574 fundaron su convento en las tierras del encomendero de Pupiales, Juan Sánchez de Xérez. Pero, en el año de 1581 renuncian voluntariamente al adoctrinamiento de los 317 tributarios, según censo de García Ortega. La iglesia española superó esta crisis, entregándoles el adoctrinamiento a otras comunidades misioneras que ya estaban en América.
– Poblamiento urbano de Ipiales, 1581
– Fundación del convento de Santo Domingo y Reducción Indígena
El poblamiento del actual centro urbano de Ipiales, inicia como Reducción indígena y doctrina católica de la Diócesis quiteña en 1581; políticamente quedó adscrito como Pueblo del corregimiento de los Pastos de la Provincia de Quito, del Virreinato del Perú.
Archivo General de Indias, Sevilla Quito 22, N 38: “Don Pedro de Henao indio principal de la provincia de quito dijo que a muchos años que soy gobernador del pueblo de piales y potosí que son dos pueblos principales del corregimiento de los pastos donde soy muy señalado por cuidar a dios y a vuestra magestad Reduciendo muchos indios a la religión cristiana y a la obediencia Real… [43]
El segundo, Obispo de Quito, Fray Pedro de la Peña, de la orden de los dominicos, pidió a la Real Audiencia de Quito crear nuevas doctrinas y reducciones indígenas. La Real Audiencia ordenó al Teniente de Gobernador de la Ciudad de San Juan de Pasto, Capitán Hernando Cepeda de Carveo, quien fue el primer encomendero de Ipiales, realizar nuevos nombramientos y posesionar al doctrinero y gobernador indígena. Cepeda cumplió con la orden y se trasladó desde Pasto a la doctrina de Pupiales; el 14 de agosto de 1581, para tomar posesión del cargo, como doctrinero al sacerdote de la orden de los dominicos Fray GERONIMO DE TUESTA y al Cacique PEDRO DE HENAO como gobernador indígena de Ipiales. [44]
Del doctrinero Fray Gerónimo de Tuesta y el gobernador indígena Pedro de Henao, dada del Teniente de Gobernador Hernando Cepeda de Caraveo de la jurisdicción de Pasto, Gobernación de Popayán, el 14 de agosto de 1581. Transcrita del castellano del siglo XVI al español del siglo XX, por el presbítero Justino Mejía y Mejía en 1960.
Publicado en Geografía Pastusa de la Fe, Pág. 76, Bogotá 1961.
“Estando en el pueblo de Pupiales de la encomienda del capitán Juan Sánchez de Jerez, términos de la jurisdicción de San Juan de Pasto de la gobernación de Popayán de las islas del Mar Océano… a veinte y nueve días del mes de agosto de mil quinientos ochenta y un años, ante el señor Hernando de Cepeda y Carveo, teniente de gobernador y justicia mayor de la dicha ciudad de Pasto, y en presencia de mi Álvaro de Argüello, escribano nombrado para lo susodicho por el dicho señor teniente ante los de yuso escritos, pareció el reverendo padre fray Jerónimo de Tuesta, religioso de la orden de Santo Domingo, he hizo demostración ante el dicho señor teniente de una real provisión de su Magestad emanada de los muy poderosos señores presidente y oidores de la Real Audiencia de Quito que su fecha parece a catorce días del mes de agosto de mil quinientos y ochenta y un años en que por ella parece que su Magestad manda se encargue de la doctrina de los pueblos de Pupiales e Ypiales con sus añejos a los religiosos de la orden de santo Domingo, por dejación que de ella han hecho los religiosos de san Francisco y que les metan en la posesión de la dicha doctrina y que pide al dicho señor teniente le meta en la dicha posesión de la dicha doctrina y que luego metido en ella se le entreguen los ornamentos y otras cosas tocantes a la dicha doctrina y pide cumplimiento de la dicha real provisión.
Y luego el dicho señor teniente visto su pedimento y vista la dicha real provisión de su Magestad y habiéndola visto y leído y obedeciéndola conforme a derecho dijo que es presto de la cumplir como su Magestad lo manda y que venga el cacique para tomar posesión y luego fue traído para el dicho efecto don Hernando cacique y señor de este pueblo de Pupiales y don Pedro Henao gobernador de Ypiales y pidió que en ellos se le dé la posesión de esta dicha doctrina en nombre de todos los indios de ella. Y luego el dicho señor teniente tomó por la mano a los dichos don Hernando cacique de Pupiales y al dicho don Pedro gobernador y los entregó por la mano al dicho fray Jerónimo de Tuesta y le dio en ellos la posesión de esta dicha doctrina por ellos en nombre de los demás caciques e indios de ella y la tomaron esta posición quieta y pacifica sin contradicción de persona alguna estando presentes el muy reverendo padre Fray Antonio de Zúñiga, guardián de san Francisco de Quito, y el padre fray Diego Zapico, religioso de la dicha orden, y de cómo tomó posesión quietamente lo pidió por testimonio el dicho fray Jerónimo de Tuesta y pidió se le entreguen los ornamentos y demás cosas que están todos en este convento.
Firman los testigos: Juan Sánchez de Jerez Bohórquez, Juan Núñez, Bartolomé Chamorro, Juan Pecerco, estantes en este pueblo. Fray Antonio de Zúñiga, Hernando de Cepeda Caraveo. Ante mi Álvaro de Argüello. Escribano. [45]
El nuevo doctrinero se negó a utilizar el convento de los padres franciscanos de Pupiales y escogió para su sede las tierras del encomendero de IPIALES, SEBASTIAN DE BELALCAZAR DE CEPEDA, este es hijo primogénito de Hernando Cepeda de Carveo y Cathalina de Belalcázar, primer nieto del conquistador y casado con Ana Rosero de Solís [46]
Don Pedro de Henao al realizar una solicitud en las cortes de la Real audiencia de Quito cita que el pueblo de Ipiales está en la encomienda de Sebastián de Belalcázar. Los libros de Tributos de los Visitadores de la gobernación de Popayán García Valverde 1570-1571 y García Ortega 1590, también citan al pueblo de Ipiales en la encomienda de Belalcázar. [47]
Una razón poderosa para escoger este lugar, pudo ser el mayor número de tributarios de Ipiales, en ese momento tenía 757, cuando la exigencia del obispo de la Peña era formar doctrinas con mil nativos. Ipiales tenía más del doble de los que poseía Pupiales, quienes estaban encomendados al nieto del conquistador Sebastián de Belalcázar de Cepeda. Ocho años después en el censo de García Ortega, en 1590, el pueblo de Ipiales, pese a las epidemias, aún tenía 600 tributarios con el mismo encomendero Belalcázar de Cepeda. [48]
La otra razón que tenía el doctrinero estaba dada en las preocupaciones que el obispo de la Pedro de la Peña tenía por las condiciones de vida que debían tener los indígenas y las medidas sanitarias que puso para su protección, el obispo recorrió toda la diócesis de Quito exigiendo las condiciones de vida que debían tener los nativos. Lastimosamente murió dos años después en 1583 [49]
3.1 Fundación del Convento de Santo Domingo y Reducción Indígena de Ipiales
Doctrinero y gobernador, siguiendo las órdenes de la diócesis de Quito, FUNDAN EL CONVENTO para el adoctrinamiento de la REDUCION INDIGENA DE IPIALES, con capilla siguiendo la orientación de Quito, casa para el gobierno español y para el gobernador indígena, además de la plaza principal, según la costumbre española, esta debería servir para mercar y realizar actividades culturales cuando llegasen las autoridades españolas. Y junto al lugar los solares para los indios, con sus chácaras, huertas y chagras, como recomendaba su anciano obispo [50]
El convento y la Capilla se construyeron como legitiman las declaraciones de los testigos en las cortes de la Real Audiencia de Quito. Los testigos son cinco: Fray Bartolomé Téllez de la orden de Santo Domingo, cura vicario de Ipiales y Potosí; Ruiz Gómez de Cámara, español residente en Ipiales; Pedro Alonso de Zambrano, español residente en Carlosama; Bartolomé Chamorro, español residente cerca de Ipiales y Luis Cuasiquil, indio principal de Ipiales.
Henao, exigía en la corte de Quito se le pagara el sueldo atrasado de siete años, cuando era gobernador de Pupiales. Los testigos anteriores fueron citados para declarar sobre estos hechos. Puesto que este en Pupiales se llamaba Francisco. Los testigos declararon conocerlo, quien años atrás fue gobernador de Pupiales y se llamaba Francisco de Henao, además afirmaron que el nombre se lo cambio el obispo de Quito Pedro de la Peña, mediante bautismo, y que además era profesor de música en instrumentos de viento y órgano y enseñaba a un grupo de 15 jóvenes quienes acompañaban en las misas. También aseguraron que con sus propios recursos compró mil quinientos ladrillos y con 150 indígenas construyó la primera capilla de Ipiales. [51]
Transcripción del documento castellano de siglo XVI al español del siglo XX por el Presbítero Justino Mejía y Mejía.
Publicado en revista No. 145, “Las Lajas”
Declaración ante el ilustre señor Alonso de Cabrera, corregidor de Otavalo
Habiendo fallecido el gobernador del pueblo de Ypiales don Gabriel de Chillaban, los caciques don Juan Pircués y don Francisco Flallamués y los indios principales del corregimiento de los Pastos, encomienda de don Sebastián de Benalcázar, previo el parecer del guardián del monasterio de San Francisco de Pasto, se juntaron y eligieron gobernador del pueblo de Ipiales a don Francisco de Henao, cuya real confirmación obtuvieron de su majestad Felipe II el 28 de mayo de 1574 por intermedio de la audiencia y cancillería de la ciudad de san Francisco de Quito.
Diez años más tarde, don Francisco, que entonces se llamaba don Pedro, pidió y suplicó al licenciado Hinojosa mande hacer merced de confirmarme el título de gobernador de los dichos indios que me fue dado por la Real Audiencia mandando que entren y se comprendan debajo de la dicha gobernación los demás pueblos de indios que caen en el mismo corregimiento de los Pastos. (Archivo General de Indias. Quito, 211, L2f, 131R.” (Confirmación de cacicazgo a Pedro de Henao”).
A más de probar que tenía títulos y méritos suficientes para hacerse acreedor a la merced de su Majestad, debía también identificar su persona, atestiguando, sin espacio a duda, que don Pedro de Henao de 1582 era el mismo don Francisco de Henao de 1574. Y lo probó en el transcurso de un año con las declaraciones de Cinco testigos de la mayor excepción.
Ruíz Gómez de Cámara, español residente en Ipiales dijo en su declaración: “Que conocía a don Pedro de Henao, que antes se llamaba don Francisco de Henao, hacía poco más o menos 6 años y que durante todo aquel tiempo lo ha visto usar y ejercer el oficio de maestro de cantor de cantos de órgano y de chirimías y flautas y trompetas; todo lo cual ha visto y ve cada día especialmente los días de fiesta usar y ejercer y usar de presente el dicho canto de órgano en la iglesia de este dicho pueblo en honra y servicio de Dios Ntro. Señor, porque el dicho don Pedro es buen cristiano, como es cosa pública y notoria y sabe que el dicho don Pedro de Henao es y ha sido autor de este servicio que se hace a Dios nuestro Señor en esta dicha iglesia ha más de veinte años”.
“Este testigo ha visto por vista de ojos que por la buena diligencia y cuidado que el dicho don Pedro de Henao tiene y ha tenido así con su persona como con los indios que están debajo de su gobierno se ha hecho la iglesia de este pueblo y puesto en el punto y estado en que está, aunque no está acabada, y para acabarse de alzar y cubrir están en este pueblo allegados y juntados más de diez mil ladrillos y otros materiales. Y esto todo ha procedido de la dicha buena diligencia del dicho don Pedro de Henao”.
“Sabe por cosa pública y notoria que ciento cincuenta indios que andaban al monte y alzados, ahora de presente se cobra tributo de ellos; y así mismo es notorio que alegó este dicho don Pedro de Henao otros quinientos indios de los repartimientos y encomiendas que andaban fugitivos, en lo cual ha hecho mucha y buena obra, así porque están debajo de la doctrina cristiana como por el tributo que estos pagan y han de pagar después a su majestad” (el subrayado y negrilla es de Vicente Cortés).
Pedro Alonso de Zambrano, español residente en Carlosama, declaró: “Que conoce a don Pedro de Henao ha más de 14 años, así en este pueblo de Ypiales como en las ciudades de Pasto y Popayán y Quito y otras partes y lo tienen por buen cristiano y temeroso de Dios y sabe que es maestro de capilla de canto de órgano y por tal lo conoce del dicho tiempo a esta parte y lo ha visto y ve presente usar el dicho oficio de maestro del canto de órgano, en la ciudad de Popayán y otras partes y en este dicho pueblo de Ypiales y tiene muchos discípulos así del canto de órgano como de flautas y chirimías y trompetas y que con esto ha servido y sirve a Dios Nuestro Señor e las iglesias donde ha estado, especialmente en esta de dicho pueblo de Ypiales y ha dado buen ejemplo en esto y de ordinario tiene 12 o 15 discípulos que cantan y ofician los divinos oficios con el dicho canto de órgano”.
Bartolomé Chamorro, un español que residía en su estancia situada a dos leguas de distancia de Ypiales, afirmó que “conoce a don Pedro de Henao de diez a doce años a esta parte y lo tiene por buen cristiano y temeroso de Dios, y como tal ha usado y usa de presente el oficio de maestro de canto de órgano y ha tenido y tiene muchos discípulos, los cuales cantan en los oficios divinos el dicho canto de órgano en la iglesia de este dicho pueblo de Ypiales y este testigo ha que él conoce en este dicho oficio de cantor desde que le conoce y estos dichos cantores y el dicho don Pedro son músicos asimismo de flauta y chirimía y trompeta y que de esto es autor el dicho don Pedro”.
El dicho don Pedro ha ayudado y ha hecho ayudar a sus indios a que esta iglesia se hiciese y estuviese en el estado en que está, porque es diligente y muy ladino y con su favor se ha hecho esta iglesia; y sirve también de lengua (intérprete) con los padres que aquí han estado para predicar a los indios y que esta dicha iglesia es iglesia de ladrillo y cal y va buena y hay materiales juntos para acabarla”.
Además “ha oído decir públicamente, así en este pueblo como en otras partes, que durante el dicho su oficio de gobernador ha juntado cierta cantidad de indios en Otavalo y que eran de este pueblo” (el subrayado y negrilla es de Vicente Cortés).
Fray Bartolomé Téllez de la orden de santo Domingo, cura vicario de Ypiales y Potosí, después de declarar que conocía a don Pedro de Henao, hacía medio año, vale decir desde cuándo se había hecho cargo de la vicaría, agregó que sabe que es indio principal de este pueblo donde reside y es casado; que sabe también que es buen cristiano y temeroso de Dios y que es cantor y maestro de canto de órgano y usa su oficio en la iglesia de este pueblo muy bien y con curiosidad y tiene quince o más discípulos en la dicha iglesia de presente, sin otros muchos que ha sacado donde es notorio y público que ha usado el oficio de maestro de canto. En esto él y sus discípulos sirven a Dios en esta dicha iglesia con buen celo y no hacen falta ninguna, y también el dicho don Pedro es maestro de tocar flauta y chirimía y trompetas y a todos sus discípulos les amaestra tocar dichos instrumentos”.
“Entiende este testigo, continúa el padre Téllez, y lo tiene por cosa cierta y averiguada que ha sido el todo el dicho don Pedro en que la iglesia de este dicho pueblo esté en el lugar que está y que si por él no fuera cree cierto que no se hubiera hecho. El dicho don Pedro se precia mucho de esto y es muy curioso y así lo ha visto este testigo después que le conoce. La dicha iglesia va muy buena y es de cal y ladrillo y sabe y ha visto este testigo que para pasar delante y acabarla hay juntos muchos materiales de cal y ladrillo y teja y madera y en esto todo trabajó mucho don Pedro de Henao y hace trabajar a los dichos sus indios que están debajo de su gobierno”. (subrayado y negrilla es de Vicente Cortés).
Luis Quaciquil, indio principal de Ypiales, quien declaró sirviéndose del intérprete y alguacil Pedro Tuza. Las afirmaciones de Quaciquil coinciden con las de los demás testigos, así como el sostener que “el dicho don Pedro de Henao se llamaba don Francisco de Henao al tiempo y cuando le dieron el oficio de gobernador y que por haberlo confirmado el reverendísimo obispo de Quito, le puso don Pedro, como ahora se llama.” [52]
Los testigos mostraron los méritos del constructor de la PRIMERA IGLESIA DE IPIALES, del primer cantor y fundador de la primera escuela de música allá por los años de 1581: don Pedro de Henao que se llamaba don Francisco. [53]
Los testigos citados son muy claros en lo que vieron, sin embargo, no alcanzaron a conocer la labor que don Pedro de Henao realizó como gobernante de la Reducción Indígena de Ipiales, cuyos testimonios los guarda el Archivo General de Indias en Sevilla España. De una copia hemos extractado el informe para este trabajo que los podemos resumir así:
Resumen del título de la unidad “Real Cédula al presidente y oidores de la Real Audiencia de Quito para que den su parecer sobre la petición de Pedro de Henao, indio de que se le de confirmación de su cacicazgo”. Aparece en la caratula posterior del libro [54].
AGI. 1586-01-10 (San Mateo) Signatura Quito, 211, L2F, 157R- 157V. Resumen del título de la unidad “Real Cédula al presidente y oidores de la Audiencia de Quito para que provean lo necesario para evitar las incursiones de los indios Barbacoas, a petición de Pedro de Henao, cacique de la Loma y de su yerno, cacique de Mallama”.
AGI 1584-08-22 (San Lorenzo) Signatura Quito, 211, l2F, 131R-131V. Resumen del título de la unidad “Real Cédula al presidente y oidores de la Audiencia de Quito para que informen sobre la petición de Pedro de Henao, cacique de Ipiales, de que los religiosos de San Francisco vuelvan al monasterio que tienen en dicho pueblo.
AGI. 1584-08-22 (San Lorenzo) Signatura Quito, 211, l2F, 132R. Resumen del título de la unidad “Real Cédula al presidente y oidores de la Audiencia de Quito y al obispo de dicha diócesis para que provean sobre la petición de Pedro de Henao, indio, de que a los indios no sean castigados por sus faltas por los religiosos, sino por justicia ordinaria”.
AGI. 1585-12-28. (Tortosa). Signatura Quito, 211, l2F, 156R-156V. Resumen del título de la unidad “Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que entreguen a Pedro de Henao, cacique de Ipiales, lo que le falta por cobrar de bienes de difuntos para comprar Ornamentos para el culto en Ipiales”.
Archivo General de Simancas signatura Quito CME 477,35.1583 -12-18; 813 reales; 1584-09-01, 10 ducados; 1586 01-17 100 reales.
Archivo General de Simancas Valladolid. Signatura Quito, CME, 477,35 Resumen del título de la unidad “Juro a favor de don Pedro de Henao de 54.000 maravedís”.
En este último resumen de archivo de la Contaduría Mayor de Hacienda y la Contaduría de Mercedes de Simancas está el valor económico que le dieron para compensar el viaje que realizó a España para entrevistarse con el Rey a elevar sus quejas que no fueron atendidas en las Cortes de justicia en la Audiencia de Quito por las invasiones de los colonos, especialmente por Damián Pérez y Pedro Jiménez. También están otros valores por pago de sueldos: 813 reales en 1583 -12-18; 10 ducados en 1584-09-01 y 100 reales en 1586 01-17.
A partir del 15 de agosto de 1581, inició el proceso de conformación de la REDUCCION INDIGENA DE IPIALES, con 700 familias, según el libro de tributos y censo español del licenciado García Ortega. [55]
La petición del obispo de la Peña era para mil familias, Henao, pese que recorrió hasta las fincas paneleras de los padres jesuitas en Otavalo no pudo completar la cantidad pedida, entre tanto, los nativos del Pun, fueron reducidos a Huaca.
La reducción de Ipiales nació a la vida Política Administrativa con la denominación de PUEBLO DE IPIALES DEL CORREGIMIENTO DE LOS PASTOS, DE LA PROVINCIA DE QUITO, JURISDICCION DE PASTO, GOBERNACIÓN DE POPAYAN.
Archivo General de Indias, Sevilla: 1582.
Resumen: “Solicitud confirmación de cacicazgo a Pedro de Henao” Signatura Quito, 22, N. 38 – 211, l2, F, 131R

“Don Pedro de Henao indio principal de la provincia de Quito dijo que yo a muchos años que soy gobernador del pueblo de Ypiales y Potosí que son los pueblos principales del corregimiento de los pastos donde soy muy señalado por cuidar a Dios y a Vuestra Excelencia, reduciendo muchos indios a la religión cristiana y a la obediencia Real como consta en las informaciones que presento juntamente con el título que tengo de la audiencia real para la gobernación y por generaciones en el corregimiento de los pastos y otros pueblos comarcanos a el de Ypiales que también son de indios y están sin gobernador…”
Don Pedro de Henao en el documento que envió a la Real Audiencia de Quito en 1582 y que anexamos la copia del original del Archivo General de Indias en Sevilla, España, en su encabezado dice textualmente: “Don Pedro de Henao indio principal de la provincia de Quito dijo que a muchos años que soy gobernador del pueblo de Piales y Potosí que son los pueblos principales del corregimiento de los Pastos donde soy muy señalado por cuidar a Dios y a Vuestra Excelencia Reduciendo muchos indios a la religión cristiana y a la obediencia real como consta en las informaciones que presento…” [56]
En el año 1600, Ipiales terminó la escrituración de las tierras de resguardo. Se trataba de una devolución de tierras que el rey Felipe III hizo a sus antiguos propietarios, las cuales son colectivas, pueden heredarse, pero no pueden venderse. Los indígenas seguían siendo sus “vasallos libres”. También se escrituró las tierras del encomendero Sebastián de Belalcázar de Cepeda, en ese momento tampoco podían venderse las tierras por ley de primogenitura, ni repartirse, empero de que el encomendero tenía varios hijos, uno de ellos, doña Mencia de Cepeda y Belalcázar, que contribuyó en la conquista de Barbacoas. El encomendero no tenía tierras de estancia, tampoco las tenía el Teniente de gobernador General Hernando Cepeda y en 1565 tuvo que elevar una solicitud al cabildo de Pasto para obtenerlas en Cumbal. Diciembre 24 de 1565. Merced de estancias en la provincia de los Pastos, tierras del cacique Ipiales, al general Hernando de Cepeda. En este cabildo el señor general Hernando de Cepeda pidió a los demás señores le hagan merced de una estancia para traer sus ganados la qual pide en la provincia de los pastos en tierras del cacique Ipiales entre el principal Igüez y el cacique Chalapu de la encomienda de Hernando Núñez de Trejo; y los dichos señores visto, dixeron que le provehían e proveyeron al dicho señor general la dicha estancia que pide en la parte que señala que sea una legua en cuadra como es costumbre y se la proveyeron sin perjuicio de tercero y para efecto que la pide. [57]
Muchos años más tarde, cambiaron las legislaciones españolas para vender tierras de primogenitura, es posible que algunos de sus hijos o nietos hayan regresado a ocupar estas tierras dando origen a los Belalcázar de Ipiales, como los hermanos Proaño que fueron fusilados en la capilla de La Escala y los Belalcázar de Pupiales. De los primos que se radicaron en Popayán, Don Francisco y Doña María Magdalena Belalcázar, sus herederos son los mártires Francisco José de Caldas y Camilo Torres, fueron fusilados en Bogotá en 1816, también Joaquín Caicedo y Cuero fusilado en Pasto, 1813. De la misma familia Belalcázar son los presidentes José María Obando, Carlos Holguín, Euclides Angulo, Carlos Restrepo, Jorge Holguín, Pedro Nel Ospina, Mariano Ospina Pérez, Guillermo León Valencia y Carlos Lleras Restrepo. [58]
Con la distribución y escrituración de tierras de resguardo, inició el abandono de la Reducción Indígena de Ipiales, las familias nativas se radicaron en sus propias parcelas fuera de la reducción. No valieron los esfuerzos de los Padres Dominicos por fomentar la fe en la Virgen del Rosario, como símbolo de paz, entre nativos y su doctrinero Fray Gaspar de Lara; el gobernador Henao pedía en Quito cambio de Fray Gaspar, por un sacerdote franciscano. [59]
En el año de 1593, el sacerdote, profesor de Teología y arte en Quito de la orden dominicana Pedro Bedón Díaz transitaba por esta región desterrado de la Provincia de Quito, virreinato del Perú hacia la Nueva Granada, por acompañar la protesta contra los absurdos tributos de los conquistadores. Regresó a Quito en 1598 como provincial de la orden de los dominicos. Bedón, aprovechó la ocasión para visitar los conventos dominicanos y respaldar la labor de los doctrineros. Los historiadores ecuatorianos, como el Dr. César Augusto Alarcón, afirmó que “entre sus obras figuran: Virgen de la Escalera, Quito, Virgen de los Dolores, Lima, con mucho fundamento Virgen de Las Lajas de Ipiales Colombia, de la advocación de la Virgen del Rosario”. [60]
Desatendida la Reducción de Ipiales el gobernador Pedro de Henao se trasladó al resguardo de la Tola de las Cruces con el nombre de la nueva jurisdicción gobernador de la Tola, También, Pedro Bedón trasladó a Quito a sus doctrineros Fray Juan de Mesa y Fray Gaspar de Lara. [61]
Citas:
[1] Dolmatof, Gerardo. Congreso internacional de Americanistas, San José, Vol II. Sa José Costa Rica, 1958.
[2] Dolmatof, Gerardo. Congreso internacional de Americanistas, San José, Vol II. Sa José Costa Rica, 1958.
[3] Benítez, Lilian.-Garcés Alicia. Culturas ecuatorianas Ayer y hoy. Ediciones ABYA-YALA. Pág 113 N° 3,7, Quito 1993.
[4] Cieza de León, Pedro. La crónica del Perú. Edit. Esparza – Calpe Madrid
[5] Grooth de Mahecha Ana María. Conferencia Banco de la Republica Ipiales y entrevista 1piales 2017.
[6] Cieza de León Pedro. Crónica del Perú. Pág 121. Edit. Esparza-Calpe, Madrid.
[7] W. Embode. Pág 118. 1979.
[8] Uribe Alarcón María Victoria y Cabrera M, Favio. Estructura del pensamiento en el altiplano nariñense: Evidencias de la antropología. Revista colombiana de antropología Vol. IV, pp 49. Bogotá 1988
[9] Landaburu, Jhon. Conferencia y entrevista filmada en el Banco de la Republica sede Ipiales. mayo 24 de 1916
[10] Alarcón Costa, César Augusto. Diccionario Bibliográfico Ecuatoriano. Biografía de Pedro Bedón. Pág 129. Quito, 2010
[11] Mejia Mejia, Justino. Revista las Lajas N° 145, Don Pedro que se llamaba don Francisco. pág 19. Ipiales, nov de 1965.
[12] Archivo General de Indias. Pares. Signatura Quito, 211, L2f, 157r-157V. Sevilla España 1581.
[13] Archivo General de Indias. Pares. Signatura Quito, 211, L2f. Sevilla España 1610. Investigado por Pereira Solarte, Silvio
[14] Echevarría Almeida, José. Memorias del Primer Simposio Binacional Colombia-Ecuador. Pasto, octubre 2014. Pág 25
[15] Echevarría Almeida, José. Memorias del Primer Simposio Binacional Colombia-Ecuador. Pasto, octubre 2014. Pág 29
[16] Echevarría Almeida, José. Memorias del Primer Simposio Binacional Colombia-Ecuador. Pasto, octubre 2014. Pág 31
[17] Carrión Benjamín. Atahuallpa. pág 211. Colección Luna Tierna 10° edición Quito 2002
[18] Cieza de León, Pedro. La Crónica del Perú. Pág 122,123. Edit. Esparza Calpe, Madrid.
[19] Rappaport, Joanne. La organización Socio-territorial de los Pastos. Revista de Antropología, Vol IV, N° 2, 1998, pág 91 U de los Andes, Bogotá 1988.
[20] Mejía Mejía, Justino. Revista Las Lajas N° 145, Pág 18. nov de 1965
[21] Archivo General de Indias. Signatura Quito 211, l2f
[22] Guerrero Vinueza, León Gerardo. Conferencia Bicentenario de la Independencia. Banco de la Republica, Pasto. 2019
[23] Mora Carlos Alberto, Peña Margarita
[24] Semper, Frank Goethe University Franfort Alemania
[25] Constitución Política Colombiana 1991
[26] Pinchao, Antropólogo Alexander. Entrevista Agosto 28 de 2021.
[27] Ibidem
[28] Carrión Benjamín. Atahuallpa. Pág 175-176. Colección Luna Tierna.
[29] Carrión Benjamín. Atahuallpa. Pág 193. Colección Luna Tierna.
[30] Carrión Benjamín. Atahuallpa. Pág 194. Colección Luna Tierna.
[31] Carrión Benjamín. Atahuallpa. Pág 243. Colección Luna Tierna.
[32] Ibidem
[33] Gomezjurado Forero, Alvaro. Proceso de Fundación y Poblamiento Hispánico de Pasto. Pág. 112 Manual de Historia de Pasto. Academia Nariñense de Historia. Pasto, junio de 1996
[34] Gomezjurado Forero, Alvaro. Proceso de Fundación y Poblamiento Hispánico de Pasto. Pág. 129 Manual de Historia de Pasto. Academia Nariñense de Historia. Pasto, junio de 1996
[35] AGI, Audiencia de Quito: Leg 60. Libro de tasaciones del Licenciado Tomás López Mendel. Gobernación de Popayán
[36] AGI Audiencia de Quito. Leg. 60. Gobernación de Popayán.
[37] AGI, Audiencia de Quito: Leg 60 Citado Romoli Katheen: Las tribus de la antigua Jurisdicción de Pasto en el siglo XVI
[38] Diaz del Castillo Zarama, Emiliano. Cabildos de la Ciudad de San Juan de Pasto 1561 – 1569. Pág. 131. Merced de Estancias en la Provincia de los Pastos, tierras del cacique Ipiales, al General Hernando Cepeda.
Academia Colombiana de Historia. Bogotá D.C. 1999
[39] AGI. Incursión del Capitán Francisco Ramírez de la Serna a la provincia de las Barbacoas. Correspondencia de 1610. Transcrito por Pereira Solarte, Silvio.
[40] AGI. Signatura Quito 211 L2f 135R. Audiencia de Quito. Pedro de Henao. Real cedula al presidente y oidores de la Audiencia de Quito, para que se devuelvan los indios que se llevaron a la villa de Pasto.
[41] Wikipedia.org/wikiReal Audiencia de Quito.
[42] Mora Carlos Alberto, Peña Margarita Historia Socio Económica de Colombia. Pág. 82. Editorial Norma, Bogotá 1985
[43] AGI, Audiencia de Quito. Signatura, Quito, 211, L, 2F,131R.
[44] Mejía y Mejía, Justino. Geografía Pastusa de la Fe. Edit. Pax Limitada. Bogotá 1961
[45] Mejía Mejía, Justino. Geografía Pastusa de la Fe. Edit. Pax Limitada. Bogotá Transcrita del castellano del siglo XVI al español del siglo XX en 1961. Pág 76. Bogotá 1961.
[46] Díaz del Castillo Emiliano. Sebastián de Belalcázar Cofundador de Santafé de Bogotá. Anexos. Academia Colombiana de Historia. Bogotá.1988.
[47] AGI. Audiencia de Quito, Leg. 60. Tasación de los tributos de los naturales de las ciudades de san Joan de Pasto y Almaguer de la gobernación de Popayán hecha por El Señor Licenciado García Valverde 1570 -1571
[48] AGI. Audiencia de Quito, Leg. 60. Tasación de los tributos de los naturales de las ciudades de san Joan de Pasto y Almaguer de la gobernación de Popayán hecha por El Señor Licenciado García Valverde 1570 -1571 y la Tasación de García de Ortega en 1590
[49] Alarcón Costta Cesar Augusto. Pedro de la Peña, Obispo. Pág. 861. Diccionario bibliográfico Ecuatoriano
[50] Mejía Mejía, Justino. Revista las Lajas N° 145 Don Pedro que se llamaba don Francisco. Pág 20 Edit. Tipografía Las Lajas
[51] Mejía Mejía, Justino. Revista las Lajas N° 145 Don Pedro que se llamaba don Francisco. Pág 20. Edit. Tipografía Las Lajas
[52] El subrayado y negrilla es mío.
[53] Mejía Mejía, Justino. Revista las Lajas N° 145 Don Pedro que se llamaba don Francisco. Pág 20 Edit. Tipografía Las Lajas
[54] AGI. 1584-08-22. (San Lorenzo). Signatura Quito, 211, L2F, 131R.
[55] García Ortega, Visita de la Gobernación de Popayán. Libro de tributos 1590. Departamento de Historia de América. Madrid 1989
[56] La negrilla es mía
[57] Díaz del Castillo Zarama, Emiliano. Cabildos de la Ciudad de Pasto 1561 – 1569. Pág 131 Academia Colombiana de Historia Santafé de Bogotá, D.C. 1999
[58] Díaz del Castillo Emiliano, Belalcázar Coautor de la fundación de Santafé de Bogotá. Anexos. Bogota 2008
[59] AGI. Signatura Quito. 211. L2f 180R Pedro de Henao Caique de Ipiales pide vuelvan los padres franciscano.
[60] Alarcón Costa César Augusto, Pedro Bedón. Diccionario Bibliográfico Ecuatoriano. Imprenta Mariscal. Quito 2000
[61] Ibidem
