“TÚQUERRES”, DE VÍCTOR SÁNCHEZ MONTENEGRO
Este texto invita a los tuquerreños a reflexionar sobre las transformaciones que vivió la ciudad y el municipio, tanto aquellos aspectos que cambiaron como los que permanecen.
Por.
Rosa Isabel Zarama Rincón

Víctor Sánchez Montenegro (Túquerres 1903, Bogotá 1985), es sin duda, uno de los principales pensadores de su ciudad a lo largo del siglo XX. Además, se encuentra entre los intelectuales nariñenses más activos entre los años veinte y setenta, tanto en Bogotá como en Pasto. La cantidad de escritos que publicó revelan su sólida y constante formación académica, además, de sus variados intereses en: historia, literatura, crítica literaria y traducciones, entre otros temas. Estudió derecho en la Universidad Nacional. Fue profesor en el Liceo de la Universidad de Nariño y en la Universidad Javeriana, sólo para mencionar algunos de los cargos que ocupó; además, se desempeñó como: escritor, editor, docente, traductor y animador cultural.
Algunos de sus textos más representativos fueron publicados en: Tomo II Víctor Sánchez Montenegro de la Colección Bibliográfica de Autores Tuquerreños, entre ellos: Los comuneros del sur: historia y folklore nariñenses (1940); trabajo que adelantó María Isola Salazar. Con seguridad, en el futuro se recopilarán otros de sus trabajos, decisión que será aplaudida por sus seguidores porque leerlo es un deleite para el espíritu. En la Biblioteca Luis Ángel Arango hay cincuenta y dos registros de sus obras, en tanto, en la Biblioteca Nacional (Bogotá) figuran quince materiales tanto escritos como de audio. Lo anterior es una muestra de su abundante producción bibliográfica.
Muy joven, con 20 años, escribió para la revista bogotana El Gráfico un artículo que fue publicado el 8 de septiembre de 1923, correspondía el volumen 14 y cuyo número era el 660. La revista se encuentra en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Colombia. Con ocasión de conmemorarse un centenario de la publicación de este texto titulado: “Túquerres”, debido a la pertinencia de la temática se decidió publicarlo de nuevo. Es un texto de interés por varias razones: demuestra su incipiente vocación literaria, presenta una radiografía de su ciudad natal en 1923, cuando vivía una época de éxito económico. Y, a diferencia de la mayoría de su producción intelectual que versa sobre la literatura y la historia, este es un escrito con un propósito político y económico. He aquí la transcripción del texto en referencia:
“Túquerres
En la más elevada meseta de los Andes, se levanta la ciudad de Túquerres a 3.110 m. sobre el nivel del mar. Esta edificada al pie del volcán del «Azufral», cuya belleza magnifica se enseñorea del paisaje, y que por sus lagunas de esmeralda la una, blanca y negras las otras, mereció que Humboldt y Boussingault, lo catalogaran entre las grandes bellezas de la América.
Cerca de la frontera ecuatoriana, los Andes se bifurcan en las Cordilleras Central y Occidental, las cuales al separarse forman la prolífica sabana de Túquerres, de tierras fecundas y en donde un puñado de pueblos viriles, conserva encendida la gloriosa tradición del trabajo.
«Desde su inclinada terraza — dice Eliseo Reclus refiriéndose a la ciudad— se disfruta de una vista maravillosa sobre los volcanes, la mesa que le sirve de base y los valles que lo estrían (sic)». Y en efecto, nada más encantador para la vista que la enorme llanura con sus inmensos cultivos, sus apretados rebaños y sus montañas azules que las circundan. De entre ellas surgen como vértigos de altura, la nevada altivez del «Chiles» y el Cumbal en el poniente; hacia el norte, el «Azufral», el monolito del Mallama y el picacho del Gualcalá. Estos dos últimos observánse (sic) dibujos y geroglíficos (sic) de los antiguos indios, que nos hablan de una raza épica hundida ya en los tiempos y que hoy son las señales de los ricos veneros auríferos en donde centenas de trabajadores extraen el tesoro ingente de sus minas.
De los flancos del «Azufral» nace el río Telembí que se desliza entre avenidas de palmeras, por paraísos espléndidos del trópico. Sus arenas arrastran el oro más fino de Colombia en cantidades tales que sus aluviones eclipsan el Pactolo de la leyenda griega.
Túquerres tiene alrededor de 20.000 habitantes. Por su situación es una de las plazas más ricas y comerciales de Nariño. Sus hijos son industriosos y hospitalarios. Tiene varias escuelas y colegios, imprentas, periódicos, bibliotecas, industrias de tejidos, bordados, sombreros de paja, tenerías y, sobre todo, se encuentran allí de los mejores orfebres del país. Como en todas las tierras frías, se hace notoria la belleza y distinción de sus mujeres. Es uno de esos pueblos con alma propia de que nos habla Rodó, porque a pesar de su población flotante y de los años que todo lo transforman, conserva sus usos y costumbres. Nada más típico que las mujeres del pueblo, con sus pies diminutos que calzan chanclas de terciopelo y de peluche; y a medio cobijar, llevado con saleroso donaire, el pañolón de cachemira o el mantón de seda con largas y tornasoladas flecaduras, y con sus trajes de bayetilla prensados en la cintura que caen en anchos pliegues hasta la pantorrilla sonrosada. Esta prenda la usan empleando todas las gamas, desde el azul oscuro hasta el solferino (morado-rojizo) brillante, de tal manera, que, en el ajetreo del mercado, pongo por caso, con las diversas tonalidades de las frutas, florece una verdadera orgía de colores”.

La laboriosidad de sus hijos, acorde con un desbordante anhelo de progreso que reina en todo el Departamento, quiere vincular sus actividades a las de la Nación entera, rompiendo con potentes sirenas de locomotoras el culpable silencio en que siempre lo ha tenido el Gobierno Nacional. Por eso rechaza la impertinencia del cable ofrecida por un ministro, y pide lo único que lo haría pueblo libre, ya que hoy lo amenaza la cercanía del solapado conquistador en el Putumayo y la completa dominación comercial en el Ecuador. El cable aéreo apenas serviría para transportar las canastadas de votos que cualquier aspirante a Presidente necesita para alcanzar un triunfo. Los pueblos de Nariño quieren algo más: que a su suelo llegue la vida en torrentes de civilización por medio de su ferrocarril.
Víctor Sánchez Montenegro

Comentarios sobre el artículo de Víctor Sánchez Montenegro “Túquerres”
En este escrito Sánchez Montenegro hace una semblanza de su municipio, resalta la belleza del entorno natural a partir de conceptos de reconocidos científicos europeos y ofrece datos de la riqueza aurífera del lugar. En los cuatro primeros párrafos es poético al hablar de la topografía, en el quinto, cambia de ritmo para ofrecer datos puntuales de la ciudad de su nacimiento y en el último, su intención política es clara: le reclama al gobierno nacional la necesidad de construir el ferrocarril de Nariño.
Habla de una ciudad dinámica en donde el trabajo agrícola, minero, artesanal y comercial ofrecía prosperidad. Era una época gloriosa de Túquerres antes que el terremoto de 1936 y sus réplicas provocaran una considerable destrucción. Al mismo tiempo, se refirió a la intensa vida cultural que se desarrollaba en el lugar. Este corto escrito abre preguntas para continuar investigando acerca de diversos temas como: ¿qué periódicos circulaban? ¿Cuáles eran los nombres de las bibliotecas? ¿Los bordados quiénes los hacían? ¿A dónde se dirigían?
En el aspecto político, Sánchez como conservador y nariñense comprometido con el progreso de su departamento, exaltó la abundante extracción aurífera, el trabajo minero y mencionó la elevada calidad de los orfebres de esa ciudad. Al mismo tiempo, destacó la capacidad laboral de su gente, referencias que buscaban fortalecer los argumentos económicos de sus coterráneos para solicitarle al gobierno nacional la construcción del ferrocarril. En ese contexto, rechazó la propuesta que hizo Aquilino Villegas ministro conservador de Obras Públicas quien, intentó sin éxito, cambiar esa solicitud por la del montaje de un cable aéreo, que a todas luces resultaba insuficiente para impulsar la economía y el progreso social de sus habitantes.
Las referencias que empleó de Humboldt, Boussingault, Reclus y Rodó demuestran que leyó y reflexionó en torno a las descripciones de estos grandes dos científicos europeos y del destacado escritor uruguayo; lo que demuestra sus juveniles inquietudes intelectuales, y, por otro lado, revela cómo a Túquerres llegaban libros de los escritores en referencia. Lecturas que cultivó a lo largo de su existencia. Finalmente, este texto invita a los tuquerreños a reflexionar sobre las transformaciones que vivió la ciudad y el municipio, tanto aquellos aspectos que cambiaron como los que permanecen.
