DEBILIDAD EDUCATIVA EN EL ROSARIO, AL NORTE DE NARIÑO.
Se presenta deserción escolar, acentuada por la pandemia; no se cuenta con servicios de transporte y alimentación escolar que son estímulos para los estudiantes
Por:
Albeiro Arciniegas

“Trabajo es un contexto en condiciones de vulnerabilidad, con latentes brechas digitales”, dice Carlos Campiño Rojas, rector de la Institución Educativa Nuestra Señora del Carmen en el Municipio del Rosario, al norte de Nariño.
“Los niveles de desempeño académico son bajos, los índices de lectura crítica, cuestionables, pero hay una causa: la ausencia de políticas de inclusión y presencia del estado”, manifiesta el directivo que labora en una zona de difícil acceso y con problemas de orden público.
También se presenta deserción escolar, acentuada por la pandemia, no se cuenta con servicios de transporte y alimentación escolar que son estímulos para los estudiantes.
Sin embargo, la visión del nuevo rector es la de “evitar un muro de lamentos pedagógicos o identificar exclusivamente dolientes, sino, en conjunto con la comunidad educativa, elaborar planes de acción con miras a contrarrestar las dificultades identificadas”.
La legislación del sistema educativo actual genera paradojas como la siguiente: enfrenta la cobertura –el número de estudiantes del cual depende la estabilidad docente– con la calidad educativa, renglones incompatibles que, en muchos casos, perturban los procesos escolares, pues es complejo establecer un equilibrio entre la calidad educativa y la asistencia escolar como exige el ministerio del ramo.
A esta concepción de la educación en Colombia se deben sumar dificultades de los sectores rurales alejados de la capital como ocurre en El Rosario. Y si la educación, arma de construcción masiva, no se prioriza como la mejor herencia de las nuevas generaciones, cualquier batalla en otro campo está perdida.
En El Rosario habita una gente sencilla, amable, hospitalaria, a pesar de que un pasado oscuro pone de luto a muchos sectores de la sierra; pero la gente mantiene su espíritu colaborador en una tierra de clima cálido donde los campesinos se dedican a las labores domésticas y el cultivo del café.
La educación en El Rosario adquiere una importancia vital, transformadora, que puede eliminar las líneas de pobreza y potencializar el talento de la gente generando espacios de crecimiento personal y humano. Es por eso que el gobierno central debe volver los ojos con más fuerza e insistencia a estos lugares olvidados de la patria.