ONU HABITAT ANALIZA VIOLENCIA E INSEGURIDAD EN LAS CIUDADES

Informe: ONU Hábitat
La creciente violencia y la sensación de inseguridad que enfrentan diariamente las personas que viven en ciudades es uno de los principales desafíos en el mundo. En algunos países, la delincuencia y la violencia han aumentado por la proliferación de armas, el abuso de sustancias y el desempleo juvenil.
Mujeres y jóvenes son los grupos más afectados por la violencia. Si se analiza en relación al género, existe una tendencia clara: las víctimas de homicidios en América Latina son fundamentalmente masculinas, ya que el número de hombres asesinados es cerca de 10 veces superior al de mujeres víctimas de homicidio. A su vez, para las mujeres, el riesgo de ser heridas se asocia a la violencia sexual. Respecto de los jóvenes, es el grupo donde se concentra el mayor número de víctimas de homicidio, constituyéndose los jóvenes en los principales victimarios y a la vez víctimas de la violencia.
La violencia y la criminalidad en la región son esencialmente fenómenos urbanos.
Las grandes ciudades muestran tasas más elevadas de criminalidad que las áreas rurales. Se sostiene, sin embargo, que esto podría deberse a un problema de escasa capacidad de registro e infraestructura policial/judicial en áreas con menor desarrollo urbano.
Igualmente existe una correlación entre concentración de población, violencia y delito. Las ciudades con mayor densidad de población muestran altos índices de criminalidad violenta (homicidios, lesiones, violación), aunque el predominio de la población urbana y el incremento en el número de ciudades no son causales o factores del incremento de la violencia.
Los países con mayor índice de desarrollo humano (IDH) tienden a mostrar menores tasas de homicidio
La relación entre distribución socioeconómica y criminalidad violenta es fuerte y las ciudades latinoamericanas se encuentran entre las más desiguales, algunas de ellas encabezando la lista a nivel mundial. A pesar de que se ha tenido un mejoramiento general de la distribución socioeconómica, las inequidades urbanas se han incrementado y endurecido en la última década. Como consecuencia de esta situación, en ciudades altamente desiguales y con problemas de pobreza endémica, se crean conflictividades y fracturas urbanas, tensión política e inseguridad.
En la relación entre distribución socioeconómica y criminalidad violenta, la pobreza no tiene un signo claro. Pero no todos los pobres son violentos, como tampoco todas las personas violentas son pobres. No es la pobreza únicamente lo que determina que una ciudad sea más o menos violenta. Sin embargo, las condiciones de pobreza y de exclusión social hacen posible el desarrollo de formas de violencia o de identidades -individuales o grupales- con fuertes dosis de violencia en sus conductas sociales, afectando de manera distinta a un grupo u otro.
Cómo reducir el crimen a través del diseño urbano
El diseño urbano puede reducir la delincuencia y juega un papel importante en la prevención del crimen.
La planificación urbana juega un papel importante en la prevención del crimen
Las causas del crimen son diversas, entre ellas la desigualdad, pero también hay una relación entre la inseguridad y el diseño, planificación y gestión urbana deficientes.
También en calles con difícil acceso, así como en áreas poco vigiladas o con reducida visibilidad en donde es fácil esconderse.
Mejorar el diseño y la gestión del entorno son acciones preventivas que pueden ayudar a reducir el crimen, por ejemplo:
- Vecindarios mejor conectados actúan contra la delincuencia
- Los grupos criminales operan con mayor facilidad en áreas de difícil acceso.
- Contar con calles bien diseñadas y con una buena infraestructura, facilita la vigilancia y también la rápida acción policiaca.
El transporte público puede reducir la desigualdad:
Áreas sin transporte público tienden a aislarse y pueden producir una espiral de efectos negativos como desempleo, desigualdad y delincuencia. Más y mejor transporte público facilita a las personas acercarse a más y mejores oportunidades.

Una ciudad compacta tiene más vigilancia
- Combinar espacios residenciales, laborales y comerciales dentro de un vecindario genera mayor actividad durante el día y la noche, lo que permite a quienes lo frecuentan, ejercer una observación pasiva de lo que sucede alrededor.
- El espacio público genera un efecto de orden y seguridad.
- El espacio público en buen estado crea un sentido de identidad social. Fomentar su uso para actividades que beneficien el desarrollo de la comunidad, como el arte y el deporte, desincentiva a la delincuencia.

Si una ciudad se expande de forma desordenada, poco a poco se convertirá en un gran problema. Cuando una ciudad crece sin control, consumiendo grandes cantidades de suelo, muchas personas podrían verse obligadas a alejarse de servicios básicos, lugares de trabajo y oportunidades, lo que tendría efectos negativos en su calidad de vida y en el medio ambiente.
La expansión urbana también incrementa la contaminación y los riesgos ambientales porque fomenta el uso del automóvil y un mayor consumo de energía.

Muchas ciudades actuales nunca esperaron albergar poblaciones tan grandes. Y sin planificación para dar cabida al crecimiento podría haber falta de vivienda adecuada, proliferación de asentamientos precarios, pobreza, desempleo, inseguridad y enfermedades por falta de saneamiento y acceso a servicios básicos. Es por ello que lo ideal sería que las ciudades crecieran aprovechando al máximo el espacio existente. Es decir, crecer de forma compacta.
Una ciudad compacta está mejor conectada, ya que se puede llegar fácilmente a más lugares, pues se reduce la distancia, la necesidad del uso de automóvil y se acortan los tiempos y costos de viaje. La ciudad compacta reduce el costo de los servicios, como la recolección de los residuos, el saneamiento, la policía, el abastecimiento de agua, el alumbrado público y otros muchos servicios.
La ciudad compacta tiene además beneficios económicos porque las zonas comerciales y residenciales no están separadas unas de otras. Como resultado, los lugares donde la gente vive, compra y trabaja son fácilmente accesibles, lo que genera dinamismo entre diversas actividades durante más horas al día.
¡También aumenta la interacción social! Porque existen más áreas para la recreación e interacción cultural y social entre grupos más diversos, lo que enriquece la calidad de vida.
Las ciudades pueden ser fuente de soluciones para los problemas a los que se enfrenta nuestro mundo en la actualidad. Si están bien planificadas y bien gestionadas, las ciudades pueden convertirse en un poderoso instrumento para traer bienestar a todas las personas, a la vez que se alcanza el desarrollo sostenible.
La teoría de la ventana rota
Imagina un edificio con una ventana rota. Si la ventana no se repara, habrá quienes rompan unas cuantas más. Finalmente, quizás hasta irrumpan en el edificio; y, si está abandonado, es posible que lo ocupen y ¡hasta le prendan fuego!
Ahora piensa en una calle donde se tira algo de basura que nadie recoge… ¿Qué pasaría?
Los espacios urbanos en malas condiciones envían una clara señal: Aquí no hay nadie que cuide esto. Por el contrario, cuidarlos y utilizarlos envía un fuerte mensaje de mejora social y es una estrategia de disuasión del crimen.
La planificación urbana, combinada con otras acciones sociales y de seguridad, pueden reducir la delincuencia en las ciudades y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
¡Reorientemos la manera en que se planifican y gestionan nuestras ciudades para hacerlas más seguras para todas las personas!
