EL VIACRUCIS…CON LAS EPS
VISION DE MUJER

Una cosa es contar y otra muy diferente, es vivir la tragedia que, por regla general, implica acudir a una EPS. El sistema que rige en Colombia, ponderado por muchos, en la práctica es absolutamente malévolo y traumatizante, no solo para el paciente que sufre las consecuencias de la falta de oportunidad, sino para la familia que se ve abocada a enfrentar toda clase de trámites, negativas, falsas expectativas, mala información, tiempos interminables de espera, sin consideración alguna.
Adicional a la usualmente precaria atención de estas entidades prestadoras de salud, si el usuario se enferma en un día festivo o fin de semana, debe dar por hecho que el viacrucis al que se enfrentará será muy superior al normal, toda vez que cierran sus puertas y por ende sus servicios, como si se tratara de entidades que ofrecen un servicio no vital como sí lo es el de la salud. El paciente tendrá que esperar “pacientemente” que llegue el día ordinario para que se dignen emitir las órdenes sin las cuales la institución prestadora (IPS), no actúa, indistintamente si se trata de un adulto mayor, un adolescente o un menor de edad.
Pero eso no es todo. Cuando deba acudir a una EPS para que le autoricen un servicio, 8 días antes saque la cita por internet previamente, porque ese es otro requerimiento que se han inventado y si no lo hizo, prepárese para hacer una larguísima cola de espera, expuesto al contagio en esta época del COVID, al sol y al agua, porque estas entidades no lo dejan ingresar a sus instalaciones debe entenderse con el vigilante de turno. Si tiene más de una orden por ser autorizada, verifique que le realicen el radicado de cada una por separado, porque lo usual es que le radiquen una sola y usted deba regresar a realizar nuevamente la cola para que le autoricen la orden que “supuestamente” omitieron registrar por error involuntario. Adicionalmente, tenga en cuenta que le pueden autorizar un servicio, pero cuando llega donde el prestador para hacerla efectiva no es nada raro que le manifiesten que no tiene el personal para hacerlo que no tiene contrato con la EPS y entonces deberá volver a realizar el mismo trámite para optar por otro proveedor, una y otra vez.
Sería interminable relatar todas las situaciones y por ello, es inconcebible que pese al deprimente servicio, las EPS sean además las causantes de mantener deudas millonarias que ascienden a 10 billones de pesos según la Asociación de Hospitales y Clínicas, al punto que como está ocurriendo con la Clínica Los Andes Pasto, las llevan a la liquidación con los perjuicios que ello implica para sus proveedores y los cientos de familias que derivan el sustento diario de esta entidades, responsables de la salud en Colombia. Un verdadero viacrucis.