EL TRÍPTICO DEL DESAMPARO
Pocas novelas como Tríptico del desamparo sumergen al lector en los misterios de la creación y de la existencia. Entre Buenos Aires y Venecia, en la época de las dictaduras y la primera década del siglo XXI, asistimos a la revelación de secretos insoslayables.
Por:
Gustavo Álvarez Gardeazábal

Editar libros en Colombia siempre ha sido una aventura para todos los actores del proceso que conlleva meter entre carátulas un texto.
La tradición editorial colombiana ha sido muy diversa. Y de lo rudimentario pasó a la abundancia y de ahí al desierto en que esta pandemia ha terminado por llevarla para que agonice. Hay, empero, quienes se empeñan en demostrar que mientras respiren las editoriales no han muerto y las librerías tendrán material para seguir llenando sus estantes de esperanza.
Lucía Donadío, desde Medellín, ha seguido esa senda de manera de pronto muy sigilosa, pero con la paciencia y la curia de una de aquellas desaparecidas modistas del croché y el punto de cruz. Su editorial Sílaba sigue en pie y casi que como en las épocas medievales sin quién comente sus libros, sin quién los vocifere en los cada vez más flacos periódicos que se aventura a tentarnos. Lo acaba de hacer reeditando un libro que si bien ganó hace diez años el premio José Eustasio Rivera en novela en Neiva, fue tan pobre su lanzamiento editorial entonces que, pese a la gran calidad de la novela, se perdió en las nebulosas parroquiales.

Tríptico del desamparo, del argentino Pablo Di Marco, fue una novela entretanto editada en Chile y en la Argentina y obtuvo una presea como libro editado en España y una década después vuelve a las librerías colombianas para demostrar que no en vano ha sido premiada primero en Colombia y que se abre paso para tenerla en cuenta en el balance positivo de la novela latinoamericana de estas calendas.
Quien la lea va a encontrar en ella una prosa suelta llena de gracia y picante, aunque va de Buenos Aires a Venecia y recorre casonas de vivos y muertos, de fantasmas y seres humanos y abre puertas al pie del canal o en la orilla porteña, pero lo logra con maestría porque todo está regido por el desamparo como elemento aglutinante y como cosquilla permanente.
Hay quienes lo sienten, unos más que otros, y algunos quizás lo formalizan o encajonan, como hace Pablo di Marco en este libro en donde lo único que sobra es la palabra Tríptico del título, porque ni la angustia del abandono ni la fiereza de sus personajes ni la amplia y jugosa ambientación deberían permitir ser encasilladas. Lo demás es goce para cualquier lector y orgullo para la editorial Sílaba por su terquedad en seguir abriendo camino en la torcida trocha que por estos días recorre Colombia.
Muchas gracias.
El Porce, junio 3 de 2021
Escuche la Crónica de Gardeazábal en el siguiente enlace: