EL CAMPANAZO DE LA MUERTE HA SONADO… ¡DESPERTÉMONOS!
A Dios gracias, se ha frustrado un crimen de lesa majestad, para repudio de muchos y de lamentable fracaso para otros.
Por:
Vicente Pérez Silva

Se ha intentado matar al presidente de la Republica, Iván Duque Márquez, tentativa de la cual, por hados de la buena suerte, salió ileso. A Dios gracias, se ha frustrado un crimen de lesa majestad, para repudio de muchos y de lamentable fracaso para otros. Como la memoria es frágil, conviene no olvidar que, desde el momento mismo del resultado triunfante de su candidatura, el candidato opositor, y toda su cauda, arremetieron en su contra, con la expresión de consignas terminantes.
Así, últimamente, con la frecuencia e insistencia de las marchas de protesta contra el gobierno, bajo diversos pretextos, con todo y contra todos, se han arreciado estas manifestaciones, al extremo de haber llegado al tope de la agresividad y la violencia, el terrorismo y el vandalismo, con una impetuosidad de la fuerza destructiva, rayana en la irracionalidad, y, lo que es peor, en la criminalidad. En una palabra, se ha desatado una desbordante y desafiante aspereza contra el mandatario y su permanencia en el poder. Lisa y llanamente, una guerra a muerte que, aunque parece increíble, vivimos a todo lo largo y ancho del país. Sobra decirlo, en los actuales momentos, se requiere su serenidad, equilibrio y fortaleza.
Sin desestimar, en manera alguna, la infausta tentativa de muerte, último reducto del sectarismo y la intolerancia, considerada como un hecho de suma gravedad, más, mucho más de lo que parece; es preciso que nos movamos a las más serias e inaplazables reflexiones, sobre cuanto se cierne en contra de nuestro país, no solamente en nuestro medio, sino en el concierto internacional. No perdamos de vista un país, como el nuestro, considerado desde lejanos tiempos, como “La esquina privilegiada de América”. Infortunadamente, sobre el cual está puesta la voracidad de muchos ojos y muchas manos con aviesas intenciones.
Soplan malos vientos, no cabe duda, mayormente, ante la circunstancia del debate electoral que se aproxima. Se estimula el odio y el resentimiento; crece la manipulación del engaño, y no cesan el sectarismo ni la intolerancia.
No nos engañemos, ante lo ocurrido y como van las cosas, quizás nos equivoquemos, estamos ante una bomba de tiempo, en manos de audaces estrategas, que nos puede estallar cuando menos lo pensemos ni esperemos. Para que no nos sorprenda tamaña adversidad de algo inesperado; cuidado, mucho cuidado con la apatía de una población mayoritaria; y atención, mucha atención, con el arrojo enceguecido de una minoría avasallante.
El campanazo de la muerte ha sonado y la suerte de nuestra democracia está echada.
¡Despertémonos!
VICENTE PÉREZ SILVA